Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

8 Julio, 2015

Esto Es Golpe

Papá le pega a mamá. Los niños defienden a mamá. Papá le pega a los niños. Pero nadie fuera de la casa debe saberlo, ruega la mamá. Papá se arrepiente, llora, pide perdón. Pero al tiempo regresa, con igual violencia. Mamá lo vuelve a perdonar. Le dice a sus hijos que es su culpa. Que no tuvo la comida lista, o la ropa planchada o lo que fuera. Los niños callan. Rumian su ira en silencio. Crecen y un día, le rompen el alma a golpes al viejo para que no se atreva a ponerle un dedo encima a su madre.

Sin embargo, ese niño, ya adulto también puede enamorarse, tener una pareja y resolver sus discrepancias de la única forma que conoció mientras crecía: a golpes. Y esperará que su pareja se comporte como su madre: sumisa, abnegada, dispuesta a perdonar. Pero estamos en el siglo XXI y ella no es nada parecida a la madre de su novio. Se indigna y va a la comisaría. Lo denuncia. Pide a la fiscalía una orden para que el golpeador no se acerque. Él, en el mejor de los casos, acepta ir a una terapia para victimarios. Necesita reeducarse, cambiar los patrones de conducta aprendidos en su infancia. El proceso es largo. Necesita aprender a controlar su ira y verbalizarla, no soltarla en un puño cerrado.

Hoy los niños que siguen Esto es Guerra, popular programa de concurso de TV, saben que el canal ha separado a dos de sus protagonistas por un caso de violencia doméstica. Unos audios, difundidos en el programa de Magaly Medina (fuera de horario de protección al menor) dieron cuenta de la golpiza en voz de la victima.

¿Se cayó el telón? ¿Vimos desnudos, con todas sus miserias a los protagonistas de un “romance” armado por la producción para subir el rating? ¿Cuánta responsabilidad tiene América TV? ¿Sabían de estos maltratos? ¿No era su deber orientar a la víctima y llevarla a la comisaría?  ¿Es la víctima castigada de igual forma que el victimario? ¿Es la lección que los niños deben sacar? ¿Si mamá denuncia a papá la botan del trabajo?

Visibilizar la secreta y aún vergonzante violencia doméstica es urgente. Un caso tan mediático puede ayudar en ese camino, mas allá del morbo de la farándula. Por eso las respuestas tienen que ser las correctas, no las que permiten lavarse las manos a los responsables que coadyuvaron a crear esta desgracia.

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