Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

5 mayo, 2016

Reforma Laboral, ¿viene gane quien gane?

No, esta foto no es actual. Es del 2011 cuando PPK apoyó a Fujimori.

Partamos de un hecho cierto. 80% del país no tiene derechos laborales porque es informal. Aspira a tenerlos, es verdad. Detesta que los modifiquen, también es cierto. Pero el hecho es que no los tiene y que, con esta legislación, nunca los tendrá.

¿Por qué? ¿Por la codicia del empresario? Ese puede ser un factor pero no es el más importante. La principal fuente de empleo en el Perú se desarrolla en milones de pequeños emprendimientos familiares en donde todos trabajan en el negocio que para la olla, de donde comen todos. Derechos laborales significa pagar Essalud y algún sistema de pensiones. También formalizarse ante la Sunat y pagar impuestos que el trabajo dependiente genera. Eso, para millones de peruanos en micro negocios de supervivencia familiar es simplemente imposible. Es un costo que no pueden asumir. ¿Y si alguien se enferma? Funcionan mecanismos familiares de solidaridad (actividad de recaudación) y la salud pública. ¿Y los viejos? Siguen realizando algún servicio a la misma familia y quedan al cuidado de ésta. ¿Para que pagar al Estado?

Saquemos a ese inmenso grupo, que incluye el mundo rural en tareas agrícolas familiares, y nos quedan pequeñas, medianas y grandes empresas. Las grandes están formalizadas. Los problemas están en las medianas y pequeñas que están entre la informalidad y la formalidad. Aquí la ilegalidad es la norma, y la incapacidad del Estado para hacer cumplir la ley es, absoluta. De nuevo, el trabajador prefiere tener un trabajo a no tener nada y tener mas plata en el bolsillo que tener seguro o un sistema de pensiones. Hay aquí un consenso inevitable entre empleador y trabajador informal sin el cual sería imposible el negocio.

El problema es pues muy complejo y muy estudiado. La mayoría de académicos sostienen que bajar los costos de permanencia laboral ayudaría a la formalización. También que la entidad del Estado encargada de fiscalizar – Sunafil – debe parecerse mas a la Sunat en número de inspectores, presencia nacional y capacidades coactivas. Eso implica un gasto gigantesco en fiscalización que el Estado nunca ha hecho. Y un garrote que nunca se ha desplegado.

En realidad, el único costo a desaparecer es el costo de despedir. Hoy es un sueldo y medio por año de servicios con un tope de 12 sueldos. La compra de renuncia, la forma mas usada de despido en el sector formal es la única forma de terminar un vinculo laboral en estos tiempos. Es cara y como contingencia, para medianas y pequeñas empresas, impagable si se considera que debe calcularse potencialmente para cada trabajador y por cada año de servicios que ha prestado.

Por supuesto se han inventado leyes y triquiñuelas para evadir este pago y el primer promotor de la informalidad, todo hay que decirlo, es el Estado. Pero eso no basta. Este es el costo que tanto PPK como Keiko Fujimori tendrían que derogar para formalizar el país. ¿Lo harán? ¿Imposible por la protesta popular? Pero, si no lo hacen, patearan el problema cinco años más, y luego por los siglos de los siglos.

El tema no es la CTS, ni las gratificaciones, ni las vacaciones. El empleador lo suma todo al contratar. El trabajador recibe una suma anual dividida en 15 partes por el trabajo efectivo de 11 meses. Da lo mismo en cuantas partes lo dividas, en 4, en 12 o en 15. La suma es la misma. Ahí no hay contingencia. Si un puesto de trabajo vale 12,750 soles anuales, da lo mismo que pagues 1062.50 soles mensuales sin gratificaciones, ni CTS o pagues 850 soles mensuales con gratificaciones y CTS.  Al empleador, le da igual. Eso es lo que nunca entendieron los que diseñaron la famosa «Ley Pulpin» o los que salieron a marchar contra ella.

El costo contingente, el que el empleador nunca sabe cuanto le costará porque implica además una negociación, es el precio de la estabilidad laboral. Ese es el meollo del asunto. Si se deroga ese costo y se acompaña el proceso con una agresiva y potenciada Sunafil miles de empresas formalizaran su planilla. Mientras eso no ocurra, la «flexibilizacón laboral» no significa nada más que seguir creando parches con contratos para exportación, a plazo fijo, el CAS u otras modalidades como la falsa locación de servicios que no reforman nada y siguen creando divisiones perpetuas entre los trabajadores.

PPK y Keiko van a hacer reformas laborales, aunque lo nieguen. Eso es inevitable. Seria bueno saber qué son capaces de enfrentar, si en serio quieren formalizar de una vez por todas al país y entrar a la civilización del imperio de la ley. ¿O seguimos con parches?

 

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