Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

28 Febrero, 2023

Dos entierros y un funeral

Primer Entierro – Desde el breve gobierno de Merino los síntomas se comenzaron a manifestar. Acabar con la SUNEDU era urgente. La institución, con un consejo directivo meritocrático, resultó una institución muy eficaz en detectar universidades que no cumplían estándares mínimos para ser consideradas tales. Resultaron una estafa 51 universidades privadas que agrupaban a unos 150,000 estudiantes en todo el país. Tenían que cerrar. Se les permitía prolongar su agonía, pero no matricular a nuevos alumnos. Echemos unos números gruesos: 150,000 x 400 soles de pensión promedio x 12 meses es igual a 720 millones de soles al año. Libres de impuestos. Ese es el tamaño del botín.

Desde que se instaló este Congreso, 68 congresistas fueron funcionales a matar SUNEDU con entusiasmo. Todas las iniciativas están ahí y sus heridas son parte de la necropsia. Pero el cáncer se desató cuando ocho bancadas colaboraron. Unos con más, otros con menos, derechas e izquierdas unidas. Hicieron una ley inconstitucional. Al verse perdidos, fueron al TC que ellos nombraron a denunciarse a si mismos. Perder para ganar era el lema. Consumado el asalto, los especialistas dijeron que al enfermo le quedaba pocos meses. No faltaron médicos brujos como Otárola que ofreció pronta mejoría. Sunedu murió el pasado viernes 17. Será recordada con cariño. Sus herederos se alistan a devorar sus despojos. Pero habrá vigilancia en el cementerio. No pueden andar tan confiados.

Segundo Entierro – Castillo no había cumplido un año en el poder cuando la crisis política, marcada por el signo indeleble de la corrupción, hacía trizas el país. Un grupo que fue creciendo pedía reformas políticas y adelanto de elecciones para salir. Se requería grandeza moral, visión de estadista, compromiso con la verdad y el bien común. Nada de eso hubo ni habrá ni en el Ejecutivo, ni en el Legislativo. Con el golpe y el proyecto de Castillo fracasados, más del 70% de los peruanos ha reclamado que se vaya a elecciones. Pero, si 48 muertos por proyectil de arma de fuego no han conmovido a presidenta y parlamento, ¿qué los va a conmover?

Ha muerto el adelanto de elecciones el 2023. Terminó la legislatura, se verá en la Comisión de Constitución en la siguiente. El hermano gemelo del difunto, elecciones 2024, está en cuidados intensivos. No luce bien. ¿Puede resucitar el muerto? Es posible con la renuncia de Dina Boluarte. Pero ella no ha derramado ni una lagrimita por el difunto. Se sacó la lotería y la está disfrutando. Si es posible, como juró el 7 de diciembre pasado, hasta el 2026, mucho mejor. Nuestro segundo difunto tiene muy pocos deudos en el congreso, pero tiene millones en las calles del Perú.

Un funeral – Sigilosamente, una democracia cae cuando sus instituciones más valiosas caen en las peores manos. Las plagas del populismo, clientelismo, mercantilismo y nepotismo atacan sin piedad. La libertad de expresión se convierte en una mueca alquilada por quien tiene el poder de poner el billete. Y la verdad está tan olvidada, que ya nadie confía en nadie. Tener elecciones limpias era de lo poco que nos quedaba a pesar de ese otro cáncer que es el fraudismo. Pues, aunque no se note, vamos caminando a la muerte del JNE. Todavía no hay difunto, pero ya están armando la capilla ardiente.

Veamos. El JNE de elecciones tiene 5 miembros. El odiado por el fraudismo es Salas Arenas. Baste ese mérito para dar confianza. El es elegido por la Corte Suprema y Delia Espinoza por el Ministerio Público.  Jovián Sanjinez es el elegido por los decanos de las facultades de derecho de las universidades públicas.  Su mandato vence en setiembre del 2024, el de Salas Arenas en noviembre del 2024 y el de Delia Espinosa en noviembre del 2026. Willy Ramírez fue elegido por el Colegio de Abogados de Lima. Se queda hasta marzo del 2026. Tiene un doctorado en Alas Peruanas. Es primo de Joaquín Ramírez, el ex secretario general de Fuerza Popular. Parece que nadie vio un conflicto de interés.

El viernes pasado se eligió con 14 votos a Aaron Oyarce como representante de los decanos de derecho de las universidades privadas. Oyarce ya intentó sin éxito ser miembro del TC, pero sacó 83 votos. Amigos en el congreso, tiene. Lo curioso es que era el Vicerrector de la Universidad de las Américas, universidad con licencia denegada por la Sunedu. Quedó, eso sí, en el segundo puesto del cuadro de “méritos” en julio del 2021. ¿Ese es el mejor representante que pudieron elegir las facultades de derecho privadas? Tal vez ahora que mataron a Sunedu el mismo día, carezca de importancia.

En resumen, dos de cinco con vínculos políticos recientes, pero con dos que se van el próximo año. Como ven, no es entierro, pero se puede ir matando a los animales para el velorio. El paciente no va a durar mucho.

Columna publicada el día domingo 19 de frebrero del año 2023 en el diario La República

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