Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

23 Noviembre, 2022

Todo se esta moviendo

Cuando parecía que el pasmo del congreso se instalaba cómodamente en la escena nacional para continuar con la farsa de “Castillo se va ya”, los movimientos desesperados del propio presidente parecen haber acelerado su destino. A veces, sin querer un resultado adverso, éste puede llegar por acción propia.

Activar la Carta Democrática de la OEA fue una sugerencia interesante en los casos de Kuczynski y Vizcarra. No la usaron a cabalidad. Su secretario general envío un par observadores a la sesión del congreso en el primer caso. Eso fue todo. Pero si bien en ambos casos el fundamento de las acusaciones era de corrupción, en ninguno de los dos se acusaba a un presidente por delitos cometidos en el ejercicio del cargo y ninguno tuvo una investigación preliminar concluida por la Fiscal de la Nación. Llamar a la OEA para pedir auxilio democrático, cuando tu conducta no es democrática (ver la larga lista de ataques a la prensa), es como pedirle a un pirómano que apague un incendio. Una visita e informe de una misión lo único que hará por Pedro Castillo es exponer sus delitos a nivel continental. No hay forma que no se consigne ello.

Sobre el “fraudismo” y sus seguidores parlamentarios hemos escrito muchas veces. Sobre el “merinismo” ultraconservador en el congreso, encargado de exculpar a un grupo conspirador y validar lo que fue cuando menos un abuso de poder y cuando más un acto de sedición, repudiado por el pueblo, también hemos escrito. Sobre los conflictos de interés de la Fiscal de la Nación y la mentira sobre la baja productividad de la fiscal que investigaba a su hermana, también. Todo eso existe, pero ninguna de esas realidades cambia la que la misión de observación viene a ver: el caso Pedro Castillo. ¿Y cuál es este caso? Sus delitos y la posibilidad de que estos sean la causa suficiente para su suspensión, inhabilitación, destitución o vacancia. Él es el que pide auxilio, él será el que estará bajo la lupa.

Mientras tanto, en el congreso se ha desatado un fenómeno de interés para el desenlace: los niños necesitan, con urgencia, ser adultos. Tiene sentido. Con el nivel de escrutinio que la prensa tiene sobre el gobierno es poca la prebenda que ya puede serles útil. Los colaboradores y testigos están ampliando sus listas y los seis niños de Acción Popular están en investigación avanzada. Zafarse de la cárcel segura o no integrar el grupo, solo puede definirse en su conducta posterior. Por eso, alguno ya ha corrido a firmar la moción de vacancia que promueve el congresista Málaga. El viernes, la protección de Perú Libre y demás socios parlamentarios de Castillo a Elvis Vergara y Jorge Flores (congresistas de AP sindicados como “niños”) en la comisión de ética, es exactamente lo que los termina de hundir. Flores lo entendió bien. Señaló que se “le trata de llevar del pescuezo a votar por la vacancia”. Por mayoría, la comisión aprobó que se les suspenda a ambos por 120 días.

¿Llegará Málaga a juntar los 87 votos? Todavía es muy temprano para saberlo y, en todo caso, lo hemos dicho también en esta columna, el camino de una interpretación subjetiva de “incapacidad moral” no es el correcto dentro de las causales objetivas de vacancia. Sin embargo, ya que el congreso se niega a una salida mas limpia como el adelanto de elecciones, la tercera vía, la denuncia de la Fiscal de la Nación, puede encontrar los votos cuando probablemente llegue al pleno antes de Navidad. Recorridas todas las instancias y dentro de un debido proceso, Castillo tendrá todas las oportunidades de defensa. ¿Y el artículo 117? Hay un pedido de interpretación, qué aun siendo procesalmente improcedente, parece más que cantado que el Tribunal Constitucional acogerá. El presidente del congreso no se hubiera mandado solo y sin red. No sin analizar las variables del conflicto, algo en lo que es un profesional entrenado.

¿Se entiende la desesperación en el gobierno? Todo se está moviendo, el destino de unas nuevas elecciones es todavía muy incierto, pero que habrá cambios, los habrá.

Columna publicada en 23 de octubre del añ0 2022 en el diario La República

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