Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

23 julio, 2020

Lo que viene

 

Nada de lo que venga en los próximos doce meses es tarea fácil. El inventario que recibe el Gabinete Cateriano II es de espanto. 40,000 muertos “no oficiales” por la pandemia y un ritmo de 180 fallecidos “oficiales” cada día, que no sube, pero que tampoco baja. Una economía recesada, arrojando a millones de peruanos al desempleo y a la pobreza con miles de pequeñas empresas cerrando para siempre. Y una lucha electoral fratricida, mezquina e ideologizada. Pequeñísimos caudillos políticos peleando en pequeñísimas parcelitas de poder. El alcalde, el gobernador, el congresista o el ministro, sacándose los ojos en el marco de unas elecciones generales que siempre polarizan y dividen al país.

Hereda este gabinete a una autoridad sanitaria desacreditada, que prometió, pero no cumplió. Una autoridad que se ha refugiado en la excusa de la buena voluntad para justificar un fracaso. Todo puede faltar, pero lo que desespera es que no se reconozca que todo falta y que, en esa visión punitiva que tanto daño a hecho, se siga culpando a los enfermos de su propia enfermedad. O se inventen psicosociales mentirosos como el de la expropiación de las clínicas. La lista corta de lo prioritario se repite a diario y con desesperación: buena data, atención primaria, oxígeno y medicamentos oportunos, vigilancia de la epidemia, cuarentenas focalizadas y provisión de bienes a las familias que tienen que permanecer en ellas.  Más tiempo, más espacio, menos aglomeración en todo lugar. Se necesita más camas; ya urgente es reclutar más personal de salud joven y dispuesto. Si todo es tan obvio ¿Por qué no se hace?

Hereda este gabinete un sesgo anti empresa y anti sociedad. Si el Presidente convocaba, se quedó en el discurso y en la reunión. La iglesia católica, las empresas y la sociedad se están batiendo solas poniendo comida, medicinas y oxigeno ahí donde el Estado nunca llegó.   Grupos vulnerables como reos en cárceles han sido víctimas mortales de la desidia y del abandono del mismo Estado. Me queda corto el espacio para hablar de corrupción en adquisiciones del gabinete que sale.

Los objetivos del gobierno pueden ser los mismos que los de los últimos cuatro meses del gabinete Zevallos: pandemia, economía y democracia. Pero si la estrategia no es radicalmente distinta, en doce meses nos entregaran las cifras de un holocausto.  La enorme tarea del Primer Ministro es convencer a todos los actores políticos y al país entero que su objetivo prioritario, al poner de lado las mezquindades políticas, es salvar la mayor cantidad de vidas posibles sin arrojar a los sobrevivientes a la pobreza.

Son pocas las armas, pero son poderosas.  ¿Hay financiamiento? Lo hay.  No mucho, pero hay. ¿Hay voluntades? Fuera y dentro de la política, muchas más de las que creemos. ¿Hay principios? Esa es mi mayor esperanza. Un gabinete liderado por un ministro experimentado, que no oculta sus ideas liberales, ni la consistencia de ellas en el ámbito económico como político, un demócrata cabal y un hombre honrado hasta la medula, nos hacían mucha falta.

Para nadie es un secreto mi amistad de años con Pedro Cateriano. Eso puede quitarme objetividad, pero me da la ventaja del testimonio directo. No le teme a la lucha y no le teme a ceder cuando corresponde. Lo he visto dar pelea como un león contra gigantescos enemigos políticos y vencerlos con las armas de la verdad y la ley; pero también lo he visto conmoverse con el sufrimiento ajeno y no cebarse en el adversario cuando ha tocado cumplir con el deber de hacer lo correcto.  Sus victorias siempre las ha ganado con honor.

Solo espero que esta vez, esta inmensa batalla la gane para todos y con todos. No hay otra forma.

Columna publicada en el diario La República el domingo 19 de julio del 2020

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