Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

19 Agosto, 2019

Pesca no, lechuga si

¡Basta de silencio! Estamos unidos en la defensa del medio ambiente y por tanto tenemos que detener el “pecicidio” salvaje y bárbaro que está destruyendo el hábitat que peces y humanos debemos mantener en armonía. Ellos, los peces, hacen su parte, ¿no es hora de hacer la nuestra? La pesca, esa industria extractiva demoníaca, ¡los está matando! Todos los días de faena pesquera mueren millones de inocentes peces a los que se extrae del agua condenándolos a la tortura de morir expuestos al sol. ¿Y las redes? ¿No han visto los millones de ballenas varadas en la costa norte que mueren en las orillas por culpa de estos instrumentos de dominación?  Y ¿acaso no se pesca con dinamita? Dicen que no, pero no hay que creerles. Todos pescan con dinamita.

¿Y los trabajadores de la pesca?, dirán otros. Y yo les contesto: ¡explotados! Pobres hombres maltratados por el mar que están abandonados por el Estado. ¿Vale la pena sus penurias y sacrificios? ¡Jamás! Que hagan otra cosa. Pueden sembrar lechugas. ¿Por qué no? Si son orgánicas son un medio de vida más que razonable. Pero ¿pescar? ¿a quién beneficia? ¿Al pescador? No. Nunca. Solo beneficia a la industria pesquera contaminante con olores horrendos. Esa maldita industria que mete a los pobres peces, a veces aún vivos, a unos hornos gigantes para convertirlos en harina de pescado.

Me dirán que la exportación de harina de pescado representa un ingreso importante para el fisco. Eso dicen, pero ¡les devuelven el IGV! ¿no se dan cuenta que no pagan impuestos? Depredan el mar, explotan a los trabajadores y, de nuevo, no pagan impuestos. ¿Para qué queremos pesca? ¿Qué industria pesquera ha puesto el colegio, el hospital, la carretera y el mercado en esas caletas pobres de la costa donde ésta se desarrolla? ¿Acaso no hay pobreza ahí? ¿Acaso no corresponde sólo a ellos poner toda la infraestructura? Si vas a explotar el recurso, le tienes que pagar a la gente de la localidad. Pero en realidad, no. Lo que interesa es el ambiente ¿verdad?

Por último, van a salir unos científicos a decir que los animalitos no sufren. Mentira. Les dirán que las vedas y las cuotas de pesca garantizan la reposición del recurso y que a nadie conviene su depredación. Mentira. ¿Acaso el Estado tiene policía en cada lancha? Si no puede atrapar ladrones en las calles, ¿va a fiscalizar el mar? Las regulaciones existen, pero nadie las cumple y nadie las hace cumplir porque en la lógica extractivista lo único que importa es el lucro ¿o no? Entonces, pues queda claro que eso de regular es falso. No se puede sacar pescado del mar. Ni con cordel. ¿Qué se hace desde la prehistoria? Si pues y miren las consecuencias. Ya es hora de parar.

Me dirán que no se puede hacer ceviche, parihuela, sudado o chupe sin productos del mar. Bueno ¿no pueden privarse de esos banales placeres por una causa mucho más noble? La harina de pescado alimenta animales en China ¿o no sirve para eso? Ahí está el negocio. No en tu ceviche. Pero si somos consecuentes tenemos que hacer que la huelga sea total. Nada de pescado en tu mesa. ¿Qué la pesca puede reducir la anemia? Típica respuesta de los histéricos como Augusto Alvarez Rodrich y Rosa María Palacios. Ellos son neoliberales, extractivistas, promineros. ¿Qué pueden esperar? ¿Les interesa la salud de los niños? ¡Jamás!

Lechuga o muerte, ¡venceremos!

Columna publicada el domingo 18 de agosto del 2019 en el diario La República

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