Un 28 diferente
No creo ser la única gratamente asombrada con la ceremonia de inauguración de los Juegos Panamericanos 2019. Nuestra idiosincrasia nos obliga siempre a ser buenos anfitriones, y en lo mucho o en lo poco, compartir lo mejor con nuestras visitas. Por eso, socialmente siempre nos preocupa “quedar mal” con el invitado. ¿Hacer unos Panamericanos en Lima? ¿Para mostrar nuestras miserias? Pues de la preocupación se pasó al goce la noche del viernes pasado. Un espectáculo de nivel mundial compartiendo a América la riqueza cultural del Perú y la energía de miles de voluntarios y atletas han sido, sin quererlo, el mejor marco posible para unas fiestas patrias en las que nos podemos sentir orgullosos. Mientras escribo, dos medallas de oro en maratón con records panamericanos, para Gladys Tejeda y Christian Pacheco, son el triunfante anunció de muchas más que, con gran tenacidad y empeño vendrán en estos días.
Qué bonito es vivir en un país que se propone grandes retos y los cumple con creces. Esta semana he visitado tres veces la Feria del Libro de Lima dedicada este año al “Universo Vargas Llosa”. Revienta de lectores que abarrotan las salas de conferencias, buscan ofertas o que les firmen los libros que han comprado. Cada año la feria tiene más asistentes y cada año se venden más libros, un fenómeno que sorprende en un mundo que camina hacia lo digital. ¿Parece imposible que un país ágrafo descubra el placer de leer y por esa vía se eduque? Pues no son los retos pequeños los que nos conmueven, sino los imposibles.
A esta hora la expedición científica multinacional dirigida por Inaigem alcanza la cumbre sur del Huascarán para sacar las muestras de hielo del glaciar. La tarea combina las habilidades del científico con las del andinista. Se trabaja por encima de los 5,500 metros. Los testigos de hielo se extraen por capas hasta llegar al núcleo y llevar al laboratorio, en la Universidad de Ohio, las aguas de hace 10,000 años con toda la información que permitirá conocer detalles de la evolución del Fenómeno del Niño, la contaminación atmosférica post conquista española o la formación de la Amazonía.
Todas estas tareas que pueden llegar a llenar de orgullo un país tienen éxito no porque sean fáciles. Al contrario, parecen imposibles. Las une la planificación constante, la adaptación a las circunstancias adversas, el trabajo en equipo, la claridad del destino y la tenacidad para perseverar contra toda obstrucción. Un atleta que entrena, un escritor que escribe disciplinadamente o un científico que se prepara para dominar su saber pueden ser parte de proyectos que los sobrepasan y elevan a su máximo potencial cuando la sociedad encuentra en ellos un vehículo para catalizar sus esperanzas de vivir en un mundo mejor.
¿Por qué la política peruana no puede ser así? Iba a escribir unos párrafos tristes sobre el Congreso y el Ejecutivo, pero decidí que nos merecemos creer, aunque sea tener la ilusión por un día, que podemos construir un Perú mejor, ese que anhelaron en sus sueños los fundadores de la independencia. 198 años después, ¡Feliz 28!
Columna publicada el domingo 28 de julio del año 2019 en el diario La República
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