Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

27 junio, 2017

Renuncias y huidas hacia adelante

La congresista Patricia Donayre anunció hoy su renuncia a pertenecer a la bancada de Fuerza Popular. Donayre ha postulado cinco veces al Congreso. Las cinco, en agrupaciones diferentes. Pudo lograrlo con en FIM en el 2000 y esta vez con el partido fujimorista. Sin embargo, sus lealtades políticas son mas bien regionales y su caso es el ejemplo emblemático de la crisis de partidos políticos nacionales en el Perú. No hay espacio en ellos para adhesiones duraderas y la culpa es compartida. Los casos que prueban hoy lo contrario son la excepción.

Sin embargo, Donayre no podría ser etiquetada como una «tránsfuga», termino acuñado el año 2000 para referirse a aquellos que dolosamente engañaban al elector y que, a cambio de prebendas o beneficios particulares, cambiaban su voto o su bancada. La ley antitransfugismo debía limitarse a estos casos y no a aquellos donde se te obliga a votar contra la propia conciencia. Tal parece ser el caso de Donayre que se retira acusando faltas a la Constitución y a las formas democráticas dentro de su bancada. En particular el sometimiento a un proceso disciplinario a través de un reglamento que se le aplicaba sin ser de su conocimiento y que pedía se le entregará usando el twitter y el auxilio de Kenji Fujimori.

Su partida, pone a dos abogadas fuera de la bancada. Junto con el Congresista Viera forman el Grupo/No Grupo porque la ley – aprobada por ellos mismos – les impide reagruparse. Un instrumento que pretendía ser una garantía de estabilidad partidaria se ha convertido en un instrumento de dominación autocrática.

Al margen de la anécdota personal y de una resolución futura del TC sobre la ley antitransfugismo, ¿tiene alguna relevancia política la renuncia de Donayre? Sospecho que sí. Lo primero es que varios congresistas puedan estar pensando – pese a la ley – que ser un paria es bastante mejor que arruinar una carrera política. Por ejemplo, si el gobierno indulta a Fujimori es probable – y con toda razón – que varios de la bancada de PPK renuncién a ella. Es claramente un tema de conciencia y no puede imponerse la obligación de apañar un acto ilegal.

Sin embargo, lo más interesante es la posición de Kenji Fujimori frente a las públicas protestas de Donayre debido al menosprecio a su trabajo en la reforma electoral. Kenji la ha apoyado publicamente y a pesar de que anuncia que no intenta renunciar a su bancada, es probable que busque un golpe desde adentro con los aliados que consiga desde fuera. Hay una lectura dentro del fujimorismo/albertismo que evalúa que la guerra de Keiko contra PPK la esta desgastando más rápido a ella que a él. La última encuesta de GFK muestra que los ataques no han hecho mella en la popularidad del Presidente.

Si Viera se fue de boca y adelantó un plan cuya oferta es la «bancada de la gobernabilidad» – que excluya al entorno «Mototaxi» de Keiko – lo veremos en los próximos meses. Lo cierto es que si se hicieran elecciones internas con voto secreto en la bancada fujimorista para elegir candidato a la Presidencia del Congreso, Kenji barre.

Hoy, discretamente, Kenji fue a visitar las reliquias de Santa Rosa de Lima en en el Hogar de Ancianas Desamparadas de la Avenida Brasil. Rezo con fervor y se fue. ¿Qué le habrá pedido a la Santa?

 

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