Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

26 Febrero, 2017

Barata desbarata

El delator Barata es nuestra Matilde Pinchi Pinchi en democracia. A diferencia de ella, que tenía videos, el señor Barata tiene toda la trazabilidad del dinero de la corrupción de Odebrecht en un sistema encriptado en Suiza, que manejó la ya famosa “Dirección de Operaciones Estructuradas” (un nombrecito sabrosamente cínico para una gerencia de coimas) y que todavía no se exhibe como prueba ante la opinión pública.

Sin embargo, Barata, nuestro “deep throat”, tiene un problema con la dosificación de la información. Lo tiene él o lo tiene la Fiscalía que suelta a cuenta gotas las acusaciones, no lo puedo precisar. Pero hay ciertas diferencias entre lo que dice contra unos y otros. Hasta la fecha tenemos cuatros acusaciones. Primero, la “banda del MTC” que sólo complica a un Vice Ministros y sus subordinados durante el régimen aprista. Segundo, Toledo. En ambos casos Barata puede corroborar sus dichos con números de cuentas, montos de depósitos, fechas y titulares de la receptación. Son casos redondos y los implicados ya están presos o con orden de captura.

Los casos tres y cuatro son los Humala recibiendo dinero de campaña y las socias constructoras peruanas compartiendo coimas. Pero aquí Barata no cuenta – hasta donde sabemos – los detalles necesarios para que los acusados caigan. Es decir, las reputaciones están ya destrozadas, pero no hay forma aún de corroborar, como en los primeros casos, lo afirmado. Hay que tener en cuenta que Barata se juega la cárcel si miente. No puede hacerlo ni aquí, ni en Brasil, ni en ninguna parte. Recordemos que, desde el Perú, Barata es un funcionario clave en las coimas de la región.

Los Humala ya negaron haber recibido maletines con dinero de Odebrecht, práctica ilícita, pero lamentablemente, no delictiva. La Fiscalía tendría que probar que el pago de campaña se vincula a la adjudicación de obra pública y en ese salto Barata no ha colaborado.  Por ahora no se puede perseguir a los Humala como a Toledo. Por ahora, digo, porque Barata podría cambiar de opinión y poner al servicio de la Fiscalía la enigmática información encriptada en Suiza que es la “caja de todos los vicios secretos” en esta mega investigación. Ahí puede estar no sólo el registro de los 3 millones de dólares sino también los registros de coimas en alguna de las doce obras que Odebrecht ganó en el periodo de Humala.

En cuanto a las empresas constructoras peruanas consorciadas para obra pública, señaladas de “saberlo todo y pagarlo todo”, sólo Graña y Montero ha salido a negar la acusación, tal vez porque cotiza en la Bolsa de Nueva York y la caída brutal del valor de su acción así lo exigía. Las otras (no son pocas) se han quedado mudas tratando de pasar con perfil bajo. Mala idea. Como con los Humala – pero con más detalle – Barata puede ofrecer una contabilidad paralela acordada en los directorios de los Consorcios. Cada pedido de cash (los consorciados ponen dinero de acuerdo a su porcentaje de participación) puede tener partidas de cada consorciado en donde Barata podría señalar con el dedo el escondite de la coima. Es una situación complicadísima para Graña y Montero que se verá obligada, en su próxima Junta General de Accionistas, a cambiar todo su Directorio, conformando uno nuevo, probablemente con directores independientes y nombrar nuevas gerencias ajenas a trato alguno en el pasado con Odebrecht. Al margen de lo que siga, el daño ésta hecho. Sus actuales funcionarios deberán afrontar los procesos penales sin tener cargo en la empresa si es que no quieren que su acción no valga nada en la Bolsa. Un simple ejercicio de control de daños en cualquiera empresa de ese tamaño, se haría de esa forma, en cualquier economía del mundo.

¿Y el ex Presidente Alan García? Barata visitó 16 veces Palacio de Gobierno en su gestión y ¿sólo nos va a contar que se dedicó a sobornar funcionarios de menor jerarquía? Eso no se lo cree nadie.

Se sobreentiende que la Fiscalía y el delator tienen que dosificar la sangría. Pero estos pactos deben ser transparentes y hasta ahora no lo son. Soltar la información a medias para hacer mentir al imputado es un truco viejo. Mejor será que Barata lo cuente todo. Que arme el desbarate completo, sin omisiones, sin medias verdades. Que todo caiga, para poder construir, desde este holocausto de corruptos, un mucho mejor país.

Columna publicada el Domingo 26 de Febrero del 2017 en el diario La República.

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