Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

25 Septiembre, 2016

En la puerta del horno

Este jueves 29 se producirá la primera batalla importante entre gobierno y oposición en el parlamento. Ese día, se ha prometido, se discutirá finalmente en el pleno del Congreso, el pedido de facultades legislativas que ha planteado el Ejecutivo hace 3 semanas.

Nunca se ha hecho esperar tanto a un gabinete por un pedido tan simple. La mayoría fujimorista ha querido dar un escarmiento público al ganador de las elecciones presidenciales haciendo desfilar a sus ministros por diez comisiones parlamentarias, práctica que no tiene precedente en la democracia peruana. Y no es que los congresistas fujimoristas, que tienen mayoría en todas las comisiones del Congreso, sean unas lumbreras iluminadas que temen que del Ejecutivo emane algún tipo de disparate jurídico y que luchen con celo indesmayable por evitarlo. Nada de eso, ni siquiera parecido. Lo que tienen es la consigna de fastidiar y de impacientar. Para añadir caos a la situación algunas comisiones han dictaminado a favor de las facultades y otras, en contra, ¡con los mismos votos fujimoristas! Como momento final, la Comisión de Constitución emitirá un dictamen esta semana antes del debate en el pleno.

Con su estilo humilde y conciliador el Presidente de Consejo de Ministros ha soportado bien los silicios impuestos por la mayoría. No sé cómo lo hace cuando es claro que las pseudo objeciones lanzadas por el fujimorismo no tienen fundamento ideológico, jurídico o económico alguno. Zavala no ha amenazado con hacer cuestión de confianza del pedido de facultades (no aún) y parece confiado en que se las darán. ¿Qué razones tendría para estarlo después de tantas concesiones del Ejecutivo – sin éxito – al fujimorismo?

Tengo un blog en el que he escrito  sobre estas cuestiones y me ha sorprendido ver tantas respuestas pidiéndole al Presidente que cierre el Congreso. Algunos, siguiendo la vía constitucional, y otros, sin más detalle, exigen nuevas elecciones parlamentarias. Las encuestas de opinión recogen un apoyo mayoritario (a veces de más del 80% de los encuestados) a la delegación de facultades al Ejecutivo. Frente a esta realidad popular vale la pena examinar que es lo que podría hacer la Presidenta de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, en los próximos días.

Su primera opción, una negativa pura y dura, no puede descartarse. Es ella quién define el pulgar arriba o el pulgar abajo en una bancada construida sobre estrictas medidas de control disciplinario y que ella preside sin ser congresista. Sin embargo, el rechazo popular puede producirle un daño irrecuperable por mucho tiempo. Las medidas explicadas – aun sin conocer los textos de las leyes – son esperadas para asuntos que son de urgencia para millones de peruanos en su día a día: vivir más seguros, tener más dinero en el bolsillo e identificar fortunas de corruptas. Oponerse a esas medidas es oponerse al propio bienestar de sus electores. Difícil de perdonar.

La segunda opción es dar algunas facultades y otras, no. Aquí el fujimorismo se mete en aguas pantanosas porque se requiere de una gran solvencia jurídica para discernir en estas materias.  Y eso, la capacidad de discernir, no se les nota. ¿Qué podría hacer, legislativamente, la mayoría – en pocas semanas – mejor que el gobierno? Además, las facultades se otorgan en positivo, no se excluyen materias en negativo. Es decir, si te doy facultades para luchar contra la corrupción, ¿voy a colocar en el texto “con la prohibición de fortalecer a la UIF”? No es sólo un sinsentido,  es un suicidio político. Cada exclusión, enarbolada como un triunfo del fujimorismo será visto como un acto de prepotencia. Y eso es, políticamente, una derrota en toda la línea.

La tercera opción es dar todas las facultades solicitadas.  Pero la pregunta surge de inmediato, ¿para eso hicieron pasar un Vía Crucis a los Ministros? ¿Para eso gastaron decenas de horas de trabajo de Ministros y parlamentarios que pudieron dedicarse a gobernar y legislar? ¿No  pudieron los congresistas leer las propuestas y oir una sola exposición en el pleno antes de la votación? El fujimorismo tiene el mandato de ser oposición, pero eso, en ningún lugar es un mandato de fregar por fregar. Salvo que su nivel profesional sea tan, pero tan bajo que los Ministros, más que una explicación, hayan estado brindando un curso de capacitación. Si eso es lo que percibe el público, igual van por muy mal camino.

Keiko Fujimori deberá pensar bien su próxima jugada. La última vez que se sintió ganadora el pan se le quemó en la puerta del horno. Se le está haciendo costumbre.

Columna publicada en el Diario La República el Domingo 25 de setiembre del 2016

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