Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

22 Agosto, 2016

Ollanta y Nadine, ¿otra vez?

Foto EC

Los extraordinarios músicos argentinos “Les Luthiers” presentaron hace muchos años una parodia política que consistía en la comisión de un nuevo himno nacional para un imaginario país latinoamericano. Los miembros de la Comisión Burocrática y el músico comisionado se meten en toda clase de enredos para satisfacer los mas disparatados pedidos, entre ellos los de proselitismo del nuevo Presidente. Pero hay uno de ellos que me ha resonado tanto en estos días que he vuelto a ver la genial y fina parodia llamada “HimnoVaciones” en YouTube.

Uno de los burócratas solicita: “-En el himno vamos a cambiar de país enemigo. Necesitamos un país enemigo al que el pueblo pueda odiar o, en el peor de los casos, a  quien echarle la culpa – “.  Así, por decisión burocrática, España, el ex país enemigo de cual se había obtenido la independencia, se sustituye en el himno por ¡Noruega!  ” – ¿Y qué conflicto tenemos con Noruega? -” pregunta el músico. A lo cual, en breve,  le responden: “- ¿Si podemos inventar un enemigo porque no un conflicto?-“.

He pensado en esto viendo la desesperación del fujmorismo por tener de enemigo a Ollanta Humala, ex Presidente del Perú.  José Alejandro Godoy y Mirko Lauer en sus columnas ya han establecido algunas tesis para explicar tan extraño fenómeno. Yo todavía no lo entiendo.

Puedo entender que hace tres o hasta cuatro años era indispensable para Alan García hacer, del Presidente en ejercicio – un hombre  con poder – un enemigo político. Fue una estrategia que le resultó adversa pero que tenía lógica política. Desacreditar la Mega Comisión y convertirse ante la opinión pública en el líder de la oposición da, por trasvase, todo el voto opositor a cualquier régimen, que inevitablemente, bueno o malo, se va a desgastar. Las frases “reelección conyugal”, “cajero de Palacio” o “pareja presidencial” de su autoría o de su uso frecuentísimo  hablan de un enemigo identificado y atacado públicamente para que quede claro a todos.

Sin embargo, viéndolo en comparación, Keiko Fujimori no desarrolló la misma estrategia que Alan García durante el quinquenio pasado. Puede haber combinado su bancada parlamentaria con las demás fuerzas políticas para, por ejemplo, tumbarse el gabinete Jara, pero su estrategia para ganar la campaña 2016 no incluyó, con anticipación  alguna, trompearse tan abiertamente con Ollanta Humala. Por el contrario. Los llamados a la gobernabilidad y estrategias mas centristas o de “grupo sensato” querían diferenciarla del pasado de su padre y de la prepotencia de García. Eso, por cierto, la ayudó a ganar ampliamente la primera vuelta.

Hoy el ex Presidente Ollanta Humala es un cadáver político. No tiene poder alguno. Siempre se puede resucitar, pero como dice el poema de Vallejo, este cadáver se sigue muriendo. Su único activo es una inscripción electoral. Nada más. A Humala no le queda casi nada, salvo su esposa y sus hijos.  Ni bancada parlamentaria (retiró a su partido de las elecciones ante la inminencia de un desastre a lo Toledo), ni apoyo político de otros grupos (pese a las acusaciones del aprismo y del fujimorismo contra todo aquel a quien se quiera desacreditar o se quiso desacreditar durante la campaña), ni alcaldes, ni gobernadores (no participaron en elecciones regionales y municipales), ni simpatía popular. Creo, que ni familia paterna, ni amigos. Simplemente, se le detesta masivamente. Probablemente con injusticia, pero con gran culpa suya.

Podríamos decir que no le queda casi partido, salvo un diminuto núcleo, porque termino peleándose hasta con sus más leales, atacado por paranoias que lo hacían ver conspiradores por todas partes (me cuentan que entre sus recomendaciones a Kuczynski, estuvo muy enfático en que se cuidase de sus colaboradores) incluyendo a sus ministros. Hoy ésta solo, rodeado de investigaciones fiscales a su esposa que ni siquiera, tantos meses después, se han concretado en acusaciones fiscales o juicios. Eso, es todo lo que le queda. Y un futuro cercano en un infierno parlamentario.

Entonces, ¿a santo de que el fujimorismo necesita inventarse este enemigo? No lo sé. Es como la Noruega de la parodia. Tan lejana, tan fantasmal. Tal vez, se necesita un enemigo y éste es el que esta más a mano. Tal vez, no le perdonen que no haya indultado a Alberto Fujimori (¿pero acaso García no hizo lo mismo?). Tal vez, la costumbre política de echarle la culpa de todo al anterior, demande un ceremonial que Zavala, que viene del sector privado – donde eso es casi inaceptable – no supo leer. No lo sé. No tengo tantas teorías como mis colegas y en todo caso, ninguna por la cual inclinarme. Me parece raro y tan caricaturesco como hacerte enemigo de Noruega en el himno nacional.

Lo que si es penoso es que el Ejecutivo, en aras de satisfacer esta inexplicable necesidad, pise el palito de forma tan tonta como lo ha hecho el Ministro de Economía. Por hacer de comparsa de congresistas que gozan de inmunidad para difamar – que él no tiene -aparece  levantando “sospechas” sobre Nadine Heredia que – como todos sabemos después de un par de años de leer o ver todos los días lo mismo en los mismo medios – es un bocadito delicioso para la prensa fujimorista y la DBA que sigue furiosa con el resultado electoral.  Ha sido tal desastre su declaración contra ex funcionarios del MEF, sin aportar prueba alguna, que hoy día tuvo que rectificarse por Facebook y Twitter.

No, no es solo el Presidente el que tiene que cuidar su lengua.

El Ministro Zavala tiene mucho trabajo por delante en el área de comunicaciones.

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