Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

21 Agosto, 2016

No hay pan bajo el brazo

Varias cosas son destacables de la exposición que hizo, de la política general de gobierno, el Presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala. Lo primero, su alineamiento con el discurso presidencial de 28 de julio. Lo segundo, una invocación filosófica a la unidad, a los valores republicanos y a la promesa de la vida peruana, inspirada en el legado de Jorge Basadre. Lo tercero,  trajo algo para todos y cada uno de los peruanos. “¿Cómo lo haremos?” La pregunta que se repite en las 52 páginas del texto contiene 160 acciones concretas a las que ningún ciudadano puede oponerse.

¿Alguien puede quejarse porque toda la red vial nacional este pavimentada? ¿Causa protesta que en el 2018 ningún docente gane menos de 2,000 soles? ¿Que 4 millones de peruanos sin agua y 9 millones sin desagüe tengan el servicio? ¿Un tren Huacho – Lima – Ica?  Podría continuar con una larga lista, pero, lo concreto es que el Ministro Zavala presentó un discurso blindado con acero: nadie, salvo que éste fuera de la realidad política, puede oponerse a que se ejecute lo qué esta descrito en estas 52 páginas.

Zavala apeló a la unidad nacional y a la medida concreta en el primer round. En el segundo, -escuchar a 118 oradores por dos días enteros – bajo los brazos y permitió que le metieran todos los golpes que fueran necesarios, sin queja alguna. El Congreso atomizó su respuesta. Por buscar el lucimiento personal -ante una audiencia invisible, así es la vanidad – cada congresista se dedicó a dar discursitos breves con pedidos que parecían propios de una interpelación o una estación de preguntas, más que una investidura. El desnivel entre la calidad profesional del gabinete, confrontado al Congreso, quedó en pública evidencia sin que los miembros del primero tuvieran que hacerlo notar.

Al final, en el round de la votación, el definitivo, Zavala obtuvo lo que ningún Presidente de Consejo de Ministros ha tenido en la historia del Perú, menos aún con una bancada diminuta. Logro, la  confianza de casi la unanimidad del Congreso, luego de ser humillado, insultado, obligado a pedir disculpas y todas las tretas de un fujimorismo que quería demostrar que tiene la sarten por el mango. Zavala planteo una estrategia correcta basada en tres pasos – convocar a la unidad, llevar un regalo para cada uno y bajar la cabeza ante cada necedad que escuchó – y venció. Como dijo Santa Teresa, “la paciencia todo lo alcanza”.

Sin embargo, el ejercicio puso en evidencia otras cosas. La pobre calidad argumentativa del fujimorismo, y en general de todas las bancadas, no les permitió salir de la anécdota de campaña o promover – por enésima vez-  la estupidez de que Zavala es el “topo de Nadine” y otras piconerías que no alcanzan al Ministro, quien ni siquiera participó en las elecciones. La actitud de la oposición fue la del palomilla de ventana, la del que a pura boca quiere cuadrar al adversario pero sabe que no puede confrontarlo. Negar la confianza era suicida. El fujimorismo tiene, además, dos problemas graves. La calle limeña le es adversa y no tiene las capacidades humanas, intelectuales o académicas para responder en serio el discurso planteado. Esa debilidad, exhibida por dos días los deja demolidos y su división puede ser mucho más próxima de lo que se esperaba.

¿Tiene problemas la propuesta de Zavala? ¡Por supuesto que los tiene! Hay dos problemas de fondo. El primero, el costo. El segundo, la capacidad institucional de ejecutar esas medidas. Ni una palabra del discurso nos dice cuánto costará en el próximo quinquenio la ejecución total del plan. Ni levantando la presión tributaria a 17% se puede hacer todo lo que se ha prometido. ¿Y quién lo va a hacer? Los cuadros burocráticos son heredados, no sólo del gobierno anterior, sino de décadas atrás. La captación de talento en el Estado es un desastre porque nadie quiere ganar pésimo y lo que es peor, pasar el resto de su vida perseguido por la Contraloría, gastando en un penalista que archive alguna denuncia absurda en fiscalía.

Falta plata, falta gente. Y de eso, que es el talón de Aquiles de la propuesta, nadie dijo nada. ¿Y qué paso con el anunciado pedido de facultades legislativas? De eso, tampoco tenemos noticia en el discurso.

Zavala llego como un niño recién nacido, lleno de futuro. Pero no traía su pan bajo el brazo. O al menos, no lo mostró.

Columna publicada el en diario La República el Domingo 21 de Agosto del 2016.

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