Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

27 Junio, 2016

La trampa de la posición adelantada

Ilustración: Guillermo Figueroa

El congresista Pedro Spadaro ha anunciado que ni Frente Amplio ni Peruanos Por el Kambio integraran la Mesa Directiva. Como ya lo había dicho antes, –  hizo famosa la frase “ya sabemos de quién es el Congreso” – hoy Spadaro busca afirmar las ordenes impartidas por Keiko Fujimori en su última reunión de coordinación. Mesa multipartidaria del Congreso si, pero solo con el Apra, Acción Popular y Alianza por el Progreso. De esa forma, aislaría a la izquierda y al partido de gobierno (como si su agenda fuera similar) dando inició al sabotaje a la acción ejecutiva del Presidente.

El juego ofensivo que plantea Fujimori es peligroso para ella, porque tiene varios flancos débiles a considerar:

1. El Congreso es una institución desprestigiada. Si el parlamento tuviera legitimidad popular otro sería el balance de poder. Sin embargo, controlar el Congreso y ser directamente responsable por su eficacia es jugar con fuego. El pueblo peruano, encuestado en diversas ocasiones, ha manifestado su desafecto por la institución por razones que son mas largas de explicar pero harto conocidas.

2. La bravata tiene un límite constitucional.  Sólo veremos cuales son los limites de la intimidación al Presidente, a fines de agosto, cuando el gabinete se presente con ocasión de la investidura del Presidente del Consejo de Ministros. Negar la confianza no sólo será impopular. Será suicida. Si ese es el plan, la guerra para cerrar el Congreso estará declarada al inició del régimen, cuando éste suele gozar de mayor popularidad. Provocar un cierre de Congreso es más fácil que conseguir una vacancia y una segunda elección sólo reduciría el número de congresistas electos del fujimorismo, el partido que se declaró “dueño del Congreso” y por tanto identificado como el culpable de la situación.

3. El Presidente puede dejar en posición adelantada al fujimorismo. Es decir, dejar que corran con toda la responsabilidad legislativa pero impedir que hagan un sólo gol. ¿Cómo así? Observando todo lo que sea impopular y difundiendo con amplitud las consecuencias negativas de la irresponsabilidad del Congreso. Si existió alguien que supo hacer ese trabajo bien fue justamente Alberto Fujimori, quién acusó al Congreso de parar todas las reformas económicas que estaba aprobando con facultades delegadas. El golpe de Estado del 5 de abril de 1992 tuvo 80% de aceptación popular. Hoy, gracias a que hemos elegido a un demócrata, un golpe es imposible, pero no un popular cierre del Congreso por la vía constitucional, hartos todos de un parlamento dedicado a la mezquindad y no a la historia. Keiko Fujimori, paradojas de la vida, celebraba en twitter el 2012 el golpe de su padre, aunque lo negará como vía en esta campaña. Tal vez, si la dejan en posición adelantada, reciba parte de la medicina que su padre aprobó en la Constitución de 1993 para Congresos impopulares y obstruccionistas.

Si yo fuera parte de la bancada de gobierno, estaría feliz con las noticias que como ordenes imperativas impone el Congresista Spadaro a sus 129 colegas.  Si los ppkausas saben jugar futbol, conocen la trampa del off side. No deberían ni intentar que alguno de sus miembros presida una sola Comisión. Volvamos al periodo 1992 – 2000 con todo (cuando el fujimorismo no dio ningún espacio a las minorías) y veremos quien gana en ese pulseo. Apuesto que Keiko Fujimori saldrá derrotada, otra vez.

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