Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

16 Junio, 2016

La historia sin fin de José Chlimper

Ilustración: Guillermo Figueroa

Toda persona tiene derecho a defenderse de una falsa imputación. Nadie puede recortar el derecho a pelear por  la honra y la buena reputación, ni puede criticar la oportunidad en la que se hace, pues se trata de un derecho de acción privada. Es decir, cada ofendido decide cuándo lo esta y contra quien exige que se restituya el honor perdido.

José Chlimper, Secretario General del Partido Fuerza Popular y ex candidato a la Vice Presidencia, señaló el martes 14 de junio pasado (vía Facebook) que, terminada la campaña electoral en la que su candidatura perdió, se defendía, nuevamente, por haber sido victima de una conspiración de poderes, entre ellos el del Grupo El Comercio, que afecta gravemente su honor y buena reputación. Se le ha imputado en los medios de comunicación – en falso, reitera él – haber manipulado una conversación grabada con el propósito de desacreditar personalmente a Jesús Vásquez como testigo  y a la investigación del programa Cuarto Poder que había afectado severamente la calidad personal del ex  Secretario General de Fuerza Popular y congresista,  Joaquín Ramírez y, por ende, la candidatura de Keiko Fujimori, días antes de las elecciones de segunda vuelta.

Chlimper ha presentado una cronología de hechos para refutar las sospechas en su contra y ha denunciado en fiscalía a los que resulten responsables de la adulteración.

Empezaré diciendo que José Chlimper es un empresario que gozaba, en el mundo empresarial, de magnífica reputación. Exitoso, servicial. cumplidor de su palabra, son algunas de las cosas que recurrentemente he escuchado en estos días. Su presencia al lado de Keiko Fujimori – quién a fines de la campaña había adoptado una retórica populista que a veces la ponía más a la izqiuerda que Verónika Mendoza – era garantía de que, pasada la competencia electoral, el manejo económico seguiría siendo, en las líneas de prudencia fiscal y apertura de mercados, el mismo.

“¿Me puedes explicar que le pasó a Pepe Chilmper?” es una de las preguntas privadas que más me han hecho en estos días. Yo, salvo, las noticias que todos hemos leído, no puedo aportar mucho. Le ofrecimos una entrevista para Sin Pauta en TV PUCP – un medio académico en donde podía explayarse a sus anchas – pero no aceptó. Una lastima porque si lo hubiera hecho podría ofrecerles mas información. No la tengo. Lo que si puedo hacer es analizar la que él mismo ha hecho pública en las últimas 48 horas.

Los hechos, y las reflexiones que estos provocan, son los siguientes:

1. El reportaje. La noche del domingo 15 de mayo pasado, el programa Cuarto Poder de América Televisión emitió un reportaje cuyo eje gira en torno al testimonio de Jesús Vásquez, quien se declaró piloto y peruano residente en Estados Unidos. Vásquez afirmaba haber recibido a Joaquín Ramírez en Miami, pocos años atrás. Esos encuentros, en los que Ramírez buscaba comprar un avión, fueron grabados a pedido de la DEA, siempre según Vásquez. Respaldaba sus dichos con fotografías de él con Ramírez, visitando un hangar,  pero además agregaba una afirmación que no podía probar. Según él, Ramírez le contó que Keiko Fujimori le había dado 15 millones de dólares para lavarlos en la compra de estaciones de gasolina. Esta afirmación  había quedado registrada y estaba en manos de la DEA. Vasquez reclamaba a la DEA que se hiciera publica esta conversación antes de la elección y había recurrido al muy respetado periodista de Univisión, Gerardo Reyes – y éste a su vez a América Televisión – para lograr su cometido.

2. Primera reacción.  José Chlimper estaba esa noche en Cuzco. Se acaba de realizar el debate técnico. Al terminar el reportaje pudieron enlazarse con él desde Lima y le preguntaron que podía comentar al respecto. Chlimper, conocedor de la política de comunicación reservada de las agencias de lucha contra el crimen en los Estados Unidos, contestó de manera automática  – en realidad, casi asegurando-  que la DEA no podía confirmar esa información. Y ahí se armó uno de los tantos líos de esta historia. Desde Lima le aseguraron que la DEA había confirmado que era “una investigación en curso”. Chlimper no lució feliz con la respuesta. Hay que añadir que en los días siguientes, con una furia y pasión dignas de una mejor causa, el fujimorismo y sus defensores se encargaron de decir, curiosamente, que la respuesta de la funcionaria de la DEA había sido “editada” porque no se escuchaba la pregunta del periodista. Gerardo Reyes tuvo que exhibir los mails en los cuales se preguntaba claramente por este asunto que convocó al equipo de Cuarto Poder y al propio Vásquez, de forma coordinada con él, a la puerta de las oficinas de la DEA en Miami en donde se obtuvo la sorpresiva declaración de la funcionaria, que no negó – como hubiera sido lo habitual – la existencia de los hechos.

3.  Keiko Fujimori libre de sospecha. De regreso a Lima, Chlimper desplegó toda la capacidad de influencia de la que era capaz y consiguió un comunicado de la DEA, de una línea, señalando que Keiko Fujimori no había sido investigada, ni lo estaba siendo. El problema es que el éxito del comunicado cojeaba. La DEA no decía nada sobre Joaquín Ramírez. En conferencia de prensa, posterior, Chilmper, quién dio la cara por todos, señaló que la DEA había hecho una excepción, sólo por tratarse de una candidata presidencial, pero que en el caso de Ramírez no se pronunciaba porque éste no tenía ese rango. Una explicación, bastante pobre la verdad, como pudo verse en días posteriores cuando se hizo público el caso “Eteco”, una investigación mucho mas amplia de la propia DEA. Lo cierto es que un hombre como Ramirez, que pasa de ser cobrador de combi a millonario en pocas años, llama la atención si es que además pretende comprar aviones en Estados Unidos. No tendría nada de extraño que sea una persona de interés para la DEA.

4. Misión: Destruir al testigo. Ese mismo día Chlimper aseguró, en la conferencia de prensa, que Vasquéz tenía un record delincuencial y lo iba a probar en los días siguientes. Y aquí la historia da otro giro lamentablemente. Chilmper acumula información negativa sobre Vásquez – hasta 12 documentos, entre varios audios y texto, ha asegurado pasada la campaña – que le proporciona Jaime Verastegui, ex candidato al Congreso por el fujimorismo y según Chilmper, un experto en fraudes que trabaja para la banca comercial en Miami. Se trataba de deudas impagas, la cancelación de su calidad de cliente de Uber, cheques rebotados y el famoso audio de una conversación  con un tercero en el que según Chilmper se escucha un lenguaje soez y la negativa a pagar una deuda.

5. Primera reflexión: ¿Por qué Chlimper no hizo una segunda conferencia de prensa poniendo estos documentos a disposición de todos los periodistas? Si de lo que se trataba era de “destruir el carácter de testigo” de Vásquez, ¿no era lo lógico? Además, el mismo lo había anunciado ese lunes.

Y va una segunda reflexión. La DEA no recluta, como informantes, a monjas de clausura. Recluta a personas que tienen problemas – por lo general menores – con terceros o con el Estado.  Decir que un hombre soez, o un deudor, no puede ser un informante para una agencia que chuponea, con permiso del juez,  a narcotraficantes, es demasiado cándido.  Y José Chilmper, un hombre tan inteligente como para hacer fortuna, es cualquier cosa menos cándido.  Aplicando la “navaja de Occam” – en igualdad de condiciones la explicación mas sencilla suele ser la mas probable- la  explicación mas simple es que lo acumulado por Verastegui no destruía al testigo. Si hubiera tenido una información letal, se hubiera puesto de inmediato bajo dominio público. No se hubiera enviado a un programa semi clandestino cuya existencia se hizo notoria sólo por su inmediata desaparición y que el propio Chlimper, afirma, desconocía.

Tercera reflexión. Llegados a este punto, la pregunta cae sola.  Si Keiko Fujimori estaba ya a salvo y Ramírez ya se había retirado por voluntad propia de la Secretaria General, ¿por qué era necesario “destruir” al testigo Vásquez? En la cronología de los hechos presentada a la opinión pública Chlimper no menciona ni una sola vez a Joaquín Ramírez, como si su esfuerzo hubiera estado exclusivamente orientado a la defensa de la buena reputación de su candidata. Eso, a esas alturas, ya no era cierto. Es más, para sacar a su candidata de toda sospecha bastaba decir que, aunque hubiera un audio, los dichos del señor Ramírez son de responsabilidad exclusiva de él mismo y éste es el único que puede responder por ellos. Eso bastaba para desacreditar el testimonio – en lo que respecta a Fujimori – de lo que se conoce como un “testigo de oídas”. El comunicado de la DEA en beneficio de Fujimori apuntalaba ese argumento. Con eso el asunto languidecía solo, como de hecho estaba ocurriendo.. ¿Qué imperiosa necesidad existía de seguir protegiendo a Rámirez? Por que a esas alturas, este acopio de información se hacía ya exclusivamente para ayudarlo a él, que no podía negar conocer a Vásquez, ni tener una investigación por lavado de activos en la fiscalía peruana.

Si la investigación de Cuarto Poder puede tener una crítica es la de haber incluido, por un dicho, a Keiko Fujimori, pero en los demás, el caso del Secretario General tenía toda la corroboración necesaria. Destruir ese caso, iba a ser mucho más difícil. Renunciando el Secretario (recién, inexplicablemente, el 18 de mayo) se bajó el nivel del asunto respecto a Fujimori. Pero esta historia continuó y de la peor manera.

6. “Las cosas como son”. Volvamos a los hechos.  El Domingo 22 de Mayo aparece en el programa “Las cosas como son” un audio en el que Jesús Vásquez  es grabado por uno de sus acreedores a pedido de Verástegui. La bomba que pretendía soltar y que, de hecho soltó, es que Vásquez afirmaba que todo lo dicho en televisión peruana era falso. La verdad es que la primera vez que escuche la grabación parecía burdamente editada por la cantidad de ruido y cortes que había.  Lo peor, vino para Chlimper después. Mayra Albán, periodista que subtituló el audio asegura que el productor David Barturen le dio no uno, sino dos USBs. El que ella subtituló era el editado. Se lo entregaron el sábado, tarde y el programa era el domingo, temprano. En ese momento no revisó el otro USB pero cuando lo hizo, después de emitido el programa, descubrió que estaba ahí el mismo audio pero sin editar. Y no sólo eso, habían otros audios y los correos de referencia eran del candidato José Chlimper. Reconstruyó la cadena de transmisión de la información y grabó un video casero para luego renunciar, denunciando los hechos. Todas las miradas se concentraron en Chlimper quien el viernes 27 de mayo declaró ser la fuente del material en entrevista con Jaime de Althaus.

7.  Chlimper se defiende. Chlimper asegura varias cosas en su defensa del martes pasado. Lo nuevo, que él no decidió entregar a Pedro Arbulu, Presidente del directorio de Panamerica TV (hoy despedido)  el material, sino que se comunicó con él – a quién no veía hacía 5 años – por encargo del Comando Político de Fuerza Popular. Requerido para que de nombres, no ha querido hacerlo (entrevista hoy 16 de junio en Perú 21) pero asegura que Keiko Fujimori no estuvo presente ni sabía nada de estas gestiones. Asegura, además, haber entregado un solo USB, con toda la documentación de desprestigio del testigo sin saber en que programa se usaría. Afirma no haber conocido nunca  el programa “Las cosas como son”. Y por supuesto niega haber editado audio alguno.  Este es el corazón de la imputación contra él y la que lo ha destruido públicamente, causando, nadie puede saber en que medida, daño irreperabla a la candidatura de Keiko Fujimori. ¿Por qué tan grave? Porque recuerda prácticas inaceptables en política, dignas de una banda de manipuladores guiados por Vladimiro Montesinos y no de un empresario respetable.

8.  Cuarta reflexión.  ¿Por qué Chlimper acepta una imposición del Comando Político tan absurda? ¿Tan poco conocimiento hay en Fuerza Popular de como funcionan los medios de comunicación? Lo primero, el Presidente del Directorio de un medio no tiene vela en el área prensa. O mejor dicho, no debería tenerla cuando el área de prensa es independiente de los intereses empresariales, como en teoría debe ser. Cuando el “dueño”  se mete en prensa ya ven ustedes los desastres que se arman, porque del cómo se construye la noticia, no sabe nada. ¿Para que contactarlo a él? Hasta ahora, no se entiende.  Lo segundo, si vas a mandar un material explosivo, te aseguras de poner algunas condiciones. Por ejemplo, ¿en que programa va a salir? No lo mandas sin saber que suerte correrá. Eso, es increíble y por demás, negligente. José Chlimper nunca ha sido  negligente. Es conocido por estar en los detalles.   Y, ¿por que este material es derivado a la producción de un espacio alquilado a la Universidad San Martín de Porres? ¿Por qué Arbulú, en última instancia, ya metido en el asunto, no le da el material a los periodistas de planta? Esas preguntas no tienen respuesta lógica hasta ahora.

Sin embargo, la pregunta mas dura para Chlimper es esta:  ¿Por qué mandar un audio que no incrimina a nadie? ¿Qué objeto tenía? Y soltado su falso contenido, ¿no hizo nada? Es decir, si Mayra Albán no denuncia la manipulación de los contenidos ¿seguiría callado hasta hoy, como lo estuvo cinco  días hasta que los hechos fueron denunciados públicamente, a sabiendas que el material propalado era un montaje? Esto es lo inentendible en su defensa. No tengo navaja de Ocamm que pueda aplicar. No sé cual pueda ser la explicación más sencilla.

Disculpen la extensión de esta nota. Pero esta parece ser una de esas historias sin fin. Cuando están muertas, las resucitan.

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