Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

18 Mayo, 2016

¿El (o)caso de Joaquín Ramírez?

Ilustración: Guilermo Figueroa

Tres días completos. Casi como la pasión. Eso ha demorado Keiko Fujimori en entender que iba a perder la elección sino hacía un control de daños eficiente como se le dijo – por lo menos en este blog – desde el lunes.

Si te enteras que tu Secretario General esta siendo investigado por la DEA y que puede (o no) haberse ido de boca con un tercero, sea fanfarronería o no, tienes que separarlo de tu entorno en el acto. Con mayor razón si estas a menos de tres semanas de las elecciones y en una gira por el sur en donde vas montada en la camioneta del investigado. Es como el abc del control de daños.

Una campaña del tamaño de gasto de la de Fujimori tiene consultores extranjeros que arman un tracking diario de la opinión pública. Encuestas pequeñas que miden el día a día y permiten afinar mensajes. Los resultados tienen que ser hoy adversos como para que, recién a estas alturas, se tome una decisión radical después de haber sostenido enfáticamente lo contrario. Decisión que, no es un gesto voluntario y generoso de Joaquín Ramírez, si no una salida pactada y bien coordinada.

El domingo en la noche Keiko Fujimori negó la posibilidad de la salida de Ramírez. El lunes, el candidato a la Vice Presidencia, José Climper, negó la salida de Ramírez. El martes el propio Ramírez anunció que no se iba. Todos alineados en un mensaje suicida que incluyó todo lo que no se debe hacer en estos casos:

a) Amenazar a la prensa y descalificar al mensajero.

c) Generar una teoría conspirativa.

b) Utilizar excusas de genero.

c) Utilizar excusas raciales.

Veamos esto último. El racismo existe en el Perú, en niveles profundos de nuestra estructura social, así como el sentimiento general de haber sido despreciados por el lugar de origen, el de los ancestros o los rasgos físicos. Eso es innegable. Pero utilizar ese sentimiento general como excusa política para justificar un patrimonio cuyo origen no puede explicarse a la opinión pública, es otro error grave. La gente no es tonta. Jugar con un asunto muy serio – y muy intimo como doloroso – para millones de personas y utilizarlo como coartada, es inaceptable para los receptores de esa excusa.

El caso de Ramírez no es un caso de exclusión racial, como el caso de Fujimori, no es un caso de exclusión por género. Ambos males existen en el Perú  pero ninguno de los dos son sus víctimas. Por el contrario.

¿Es suficiente que Ramírez de “un paso al costado” como él ha dicho en su carta de despedida a Keiko Fujimori? No lo creo. Muy tarde la enmienda. Muchas contradicciones. Ha sido muy evidente el deseo de Fujimori por mantenerlo visible en la campaña y defenderlo a como de lugar. Eso no se cambia en dos semanas. El daño, sospecho, ha sido grave y solo podrá ser revertido en los debates.

El asunto es que, mas importante que la denuncia de Cuarto Poder,  se volvieron el eje de la noticia dos temas innegables:

a) El patrimonio inexplicable de Joaquín Ramírez, y su investigación en Fiscalía por Lavado de Activos, la cual esta paralizada sin poder levantar su inmunidad y,

b) La cerrada defensa de Keiko Fujimori que expectoró a otros por menos. ¿Que le debe a Ramírez para haberlo defendido tanto? Esa es la pregunta que queda en el aire y que la perjudica.

La inmunidad parlamentaria se le acaba a Joaquín Ramírez el 28 de agosto. Luego de esta fecha podrá la fiscal terminar su investigación y de ser el caso, acusar. Si se le acusa, el juez debe determinar si hay merito para juicio oral. Pero es ahí  donde podría aparecer el ansiado bote salvavidas. Y ese bote sólo es posible si Fujimori gana la Presidencia del Perú.

Me explico. Si Ramírez es Ministro tiene el beneficio de antejuicio en un Congreso donde tiene 73 Congresistas. Si Keiko Fujimori gana, y él es nombrado Ministro (de lo que fuera) su caso no llegará nunca a juicio oral. No saldría jamás del Congreso. Le conviene, mucho, pero mucho mas, dar el pasito al costado. Si Fujimori pierde, no hay salvación.

Y pensar que puede ser que a los únicos que nos hizo cholitos fue a nosotros.

 

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