Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

25 Abril, 2016

Kenji entra en acción

Existen dudas legítimas sobre la capacidad intelectual de Kenji Fujimori. Dudas que jamás serán despejadas porque no es posible someter a un adulto a una batería de exámenes a los que, tal vez, si se le sometió de niño. Imposible saberlo si no pone de su parte. El hecho es que estudio en el colegio La Recoleta durante todo el gobierno de su padre – jalar al hijo del Presidente debe tener sus complicaciones – y luego, a fines de éste, lo mandaron a estudiar a Estados Unidos, a Kansas State University -que no es precisamente MIT – los 4 años de pregrado de Ciencia Agropecuaria, carrera que jamás ejerció. Allí concluye su vida académica. ¿Maestría? Nones.

La capacidad oral de Kenji Fujimori ha sido siempre limitada pero ha tratado de superarla con clases donde ha aprendido palabras que no son del habla culta peruana y que introduce en su discurso dejando a sus colegas de parlamento, eventuales entrevistadores y lectores de twitter asombrados. Y no precisamente por la elocuencia de su prosa. ¿Producción intelectual? No más de 140 caracteres. Aunque ha dejado algunas frases inolvidables para el habla popular como “tampoco, tampoco” que es como la reiteración de la negación, pero en términos muy coloquiales.

¿Por qué entonces el hijo menor de Alberto Fujimori es el congresista mas votado en Lima y por ende en todo el país? Si sus limitaciones verbales saltan a la vista y su producción intelectual es pobre, ¿tanto arrastre puede tener su carisma? Habría que contar que previamente a la prohibición de dádivas,  Kenji Fujimori se ha dedicado por varios años a repartirlas. Camiones con agua, artículos domésticos, y rifas de electrodomésticos en lugares marginales de la capital, que carecen de servicios básicos, son sus prebendas favoritas. Esa ha sido su estrategia y le ha funcionado. Además del apellido, claro.

Hasta ahí, todo iba bien. Sorprendente, pero bien. Sin embargo parece que alguien le contó a Kenji que él podía ser Presidente  y – para pesadilla de su hermana Keiko – él se la creyó completita. Y comenzó, en plena segunda vuelta a pelearse con su hermana- candidata, por una alternancia sobre la que nadie había reclamado. Ella para poner el parche antes que el chupo salga dijo anoche que “nadie que se apellide Fujimori postularía el 2021”. Él le dio a conocer hoy por twitter su respuesta: si pierdes tú, entro yo. Toma, mientras y chúpate esa mandarina.

¿Que otros pleitos nos depararan estos simpáticos hermanos? Nada esta dicho. Pero, en todo caso, no traten de entender la explicación de Julio Gago. Mas graciosos son los tuits de Kenyi.

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