Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

28 Marzo, 2016

Pureza de Sangre

Foto: La República

No recuerdo haber estudiado  el asunto de la pureza de sangre desde mis años universitarios cuando leí el clásico la “España Imperial 1469 -1716” de John Elliot,  en donde probar la cristiandad  “por los cuatros costados” eran asunto de sobrevivencia o destierro, después de la expulsión de moros y judíos a fines del siglo XV. El anacronismo regresa hoy al Perú en boca del candidato Alan García quien acusa a dos de sus oponentes de no tener “una gota de sangre peruana”.  Se refiere a Keiko Fujimori, nieta de migrantes japoneses y a Pedro Pablo Kuczynski hijo de padre polaco y madre francesa. No atacó a Verónica Mendoza por ser hija de madre francesa, pero pudo hacerlo.

¿Quién es peruano? ¿Son los peruanos de distinta categoría? Todos los nacidos dentro del territorio del Perú son peruanos. Lo son también los hijos de padres peruanos, aunque nazcan fuera del territorio, siempre que sean inscritos en el consulado correspondiente durante su minoría de edad. Finalmente son peruanos los adquieren la nacionalidad por naturalización. Basta leer la Constitución para saberlo y García lo sabe. Ningún hijo o nieto de migrantes es menos peruano que García. ¿Es más peruano aquel cuyo linaje  ancestral se remonta más atrás sobre el territorio? ¿Acaso no es un disparate creer hoy que los García y los Pérez – que llegaron en la Colonia – son menos peruanos que los Quispe, Túpac o Mamani?

Introducir la variable de la pureza de sangre no sólo es racista y discriminatorio. Es delito. El artículo 323 del Código Penal establece: “El que por sí o mediante terceros, discrimina a una o más personas, o incita o promueve en forma pública actos discriminatorios, por motivo racial, religioso, sexual, de factor genético, filiación, edad, discapacidad, idioma, identidad étnica o cultural, indumentaria, opinión política o de cualquier índole, o condición económica, con el objeto de anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicios de los derechos de la persona, será reprimido  con pena privativa de libertad no menor de dos años, ni mayor de tres …”

La conducta insólita del ex Presidente García calza perfectamente con el tipo penal descrito. García pretende anular el derecho a ser elegido de dos peruanos – tan peruanos como él – por razón de su filiación. Si el Apra no estuviera infiltrada en la fiscalía y en el Poder Judicial como lo ésta, hace rato que un fiscal ya le hubiera abierto proceso y en flagrancia plena. Pero están adormecidos, tal vez por la Semana Santa. Esperemos que mañana, como Nuestro Señor, resuciten y apliquen la ley al recién estrenado racista en campaña.

Habría que anotar que los “impuros”, Fujimori y PPK, son los que van primera y segundo en las encuestas, mientras que el de sangre purísima va quinto. Eso permite entender por qué tiene que recurrir a armas tan bajas como la filiación para descalificar al adversario. Armas que estaban vedadas pero que García usa con impunidad porque sabe que nada le va a pasar. ¿No fue este el hombre  que dijo que los habitantes de Bagua no eran ciudadanos de primera clase como para tener exigencias frente al Estado?

Racismo y xenofobia. Sólo eso faltaba en esta campaña de exclusiones oficiales y agravios mutuos, sin más contenido que la discusión pública (aún no resuelta) sobre quién se queda y quién se va. Con un JEE Lima Centro que emite resoluciones en la madrugada de un Jueves Santo y un JNE que no llegará a resolver la suerte de los regalones en campaña antes del 10 de abril. Nada ha mejorado en esta última semana. Por el contrario, todo parece empeorar: agravios, ahora delictivos, y un JNE pasmado dando discursos redundantes y vacíos.

 Columna Publicada en el Diario La República el Domingo de Pascua, 26 de marzo del 2016

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