Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

11 Marzo, 2016

El síntoma Urresti

Cuando se convocaron estas elecciones 21 partidos tenían inscripción hábil para participar. Algunos de estos se aliaron y se convirtieron  en 19 inscripciones. Dos de estas, ya se retiraron voluntariamente. Se trata de Todos Unidos, de Felipe Castillo y Perú Patria Segura, de Renzo Reggiardo (aunque sus postulantes al Congreso estén tratando de impedir su retiro en el JNE). Iban 17 agrupaciones políticas, hasta que el JNE excluyó a Acuña y tachó a Guzmán. Hoy, quedan 15 organizaciones en la pelea electoral para dos cupos a la segunda vuelta.

Si la nueva modificación a la Ley de Partidos se aplica – como se ha aplicado para excluir a Acuña – cada lista parlamentaria tiene que superar el 5% de la votación nacional agregando un 1% por cada aliado. Si no se aplica,  el 1% por aliado quedará en suspenso hasta la próxima elección. En todo caso hay que superar el 5% o sacar 6 congresistas con las más altas votaciones en seis circunscripciones de las 25 que tiene el país.

La ley permite el retiro de la candidatura presidencial y las listas parlamentarias, hasta el día anterior a las elecciones. Si el partido postula y no pasa la valla parlamentaria, pierde la inscripción. Si no postula, la salva para las próximas elecciones municipales y regionales. Si se pierde la inscripción lograr levantar, otra vez, las firmas es un trabajo largo y muy costoso. Por el otro lado, los candidatos al Congreso ya han gastado mucho de su propio dinero en su campaña.

El dilema como ven, es tremendo. De los 15 partidos que quedan, las encuestas de hoy sólo salvan a Fujimori, PPK, Barnechea, Mendoza y tal vez, García (si no le aplican la nueva ley porque dado que son 3 partidos necesitaría 7%).  Supongamos que 5 tengan opción a pasar la valla. ¿No es legítimo que los 10 restantes mediten sobre los pros y contras de dar una pelea inútil?

¿Quiénes son los 10 restantes? Toledo, Urresti, Flores Araoz, Guerra García, Hilario, Olivera, Simón, Cerrón y Santos. Todos repiten en muy alto, que no se retiran, qué no se rinden jamás, pero la procesión va por dentro.

El caso de Urresti, invitado por un partido que no controla, no es igual al de todos sus pares coleros, pero es sintomático de lo que vamos a ver en los próximos días, como ya ha venido sucediendo con el caso de Renzo Reggiardo. Un grupo, que en el futuro no tendrá nada que ver con resurrección de la inscripción, y que ya invirtió en su campaña, se quiere quedar. Las dirigencias piensan lo contrario. ¿Cómo se resolverá esta pugna? No se sabe aún, pero lo más probable es que primen las dirigencias. Y en esas estamos, a un mes exacto del 10 de abril.

Mi apuesta es que de estos 10, al menos 8 no estarán el día de las elecciones.

¿Cómo será entonces el próximo Congreso? Gane o pierda, Fujimori tendrá una enorme bancada en el Congreso, enfrentada a una fragmentada oposición compuesta por los liberales de PPK, los social demócratas de Acción Popular y los socialistas de Frente Amplio. ¿Menos grupos políticos? Probablemente. Si no llega García, no habrá ninguna alianza electoral en el Congreso. Lección política a aprender: el electorado ésta harto de estas supuestas alianzas que al llegar al parlamento se rompen en pedacitos.

En el juego político mayor, Julio Guzmán lucha por regresar mientras que Jorge Rodríguez Vélez, vocal  del JNE que votó contra él, le daba el miércoles por la noche en RPP falsas esperanzas respecto al recurso de reconsideración. Veremos el resultado la próxima semana pero todo parece indicar que a la mayoría de vocales del JNE le importa un bledo su prestigio institucional y no tienen problemas en estar en el huracán de un escándalo que ya es internacional.

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