Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

5 Diciembre, 2015

No me gusta y si me gusta: Alan García

Y ahora el turno del dos veces ex Presidente:

No me gusta

a) No me gustó su primer gobierno. Supongo que a él tampoco y a ninguno de los que fue adulto en esos años de sangre, hiperinflación y desgobierno. Vivimos todos los records del mal y él carga con eso. Pero de ese periodo quedan prescritas todas las acusaciones de corrupción y el valiente testimonio del italiano, ya fallecido, Sergio Siragusa detallando las coimas que pagó por el Tren Eléctrico. Se libró de ser juzgado y por tanto es inocente, pero él sabe, y todos sabemos, lo que sucedió.

b) N0 me gusta que no pueda explicar como hizo para vivir 10 años en París manteniendo a 5 hijos sin trabajar, mandándolos a buenos liceos privados y viviendo en un lujoso departamento. ¿De dónde pecata mía?

c) No me gusta la “obsesión psico sexual” (el termino lo inventó García en referencia a Toledo) que tiene con Nadine Heredia. Hasta en la CADE ha hecho varias referencias a ella.  Desde la “reelección conyugal”, las tarjetas de crédito con la amiga, el chavismo, en fin. No la ha soltado. Su twitter esta llenó de agravios contra ella. ¿Por qué es el objeto de su odio? Más allá de una venganza por la Mega Comisión, nadie lo sabe. Heredia esta sepultada políticamente, su partido no tiene ni candidato presidencial, y – aunque, después de meses de investigación la fiscalía aún no la acusa de algo -, ahí está García, para recordarle quien la sepultó, quien le ganó todo, hasta el buen nombre.

d) No me gusta que en su último gobierno indultase o conmutase penas a más de 5000 condenados (un tercio de los sentenciados del país) de los cuales 3002 son narcos logrando un nuevo record mundial en la lista de lo negativo. La participación de los Oropeza en el Apra, cada día con mas vinculaciones al narcotráfico lo ensucia a tal grado que se ganó el mote del “Candidato de los Narcos”.

e) No me gustan las promesas demagógicas que suelta en campaña adornadas de un verbo florido que arrancan irreflexivos aplausos. Ni él, ni nadie, puede “hacer” que el Perú crezca a 6% anual. Ese mesianismo y voluntarismo ya ha arruinado al país. El crecimiento no proviene de buenos deseos, ni de arengas pomposas. Lo peor es que él lo sabe.

f) No me gusta que use el poder para perseguir inocentes hasta exterminarlos porque se interponen en sus planes. Cómo usar detenidos para que incriminen inocentes sobre crímenes que no cometieron; filtrar files con información falsa para destruir honras en portadas arrodilladas durante meses; empapelar con comisiones investigadoras cuyas conclusiones, después de meses o años, terminan archivándose en el Ministerio Público. Lo puedo contar en primera persona. Eso lo he sufrido. Él lo sabe y jamás ha pedido perdón.

g) No me gusta su relación con empresarios brasileros que hoy están presos por coimeros y que tuvieron las puertas abiertas de Palacio durante su mandato. Tan abiertas, que hasta un Cristo le regalaron. Un monumento que es una vergüenza para los católicos, sabiendo que Odebrecht lo regaló. ¿Por qué usar a Jesús para lavarle la cara a una empresa cuyo dueño está preso por corrupto?

h) No me gusta que llame a los dueños de medios para sacar periodistas, quejarse de ellos, decir que no contraten a éste o al otro. Lo ha hecho no una, sino muchas veces. No tiene el menor respeto por la libertad de expresión. Por ahí se encuentra con alguien que no lo obedece, pero la mayoría, lo hace. También lo puedo contar en primera persona. Pero no soy la única. Y él lo sabe.

i) No me gusta que sea capaz de las maldades más grandes sólo por alcanzar el poder. Frio, manipulador, capaz de humillar, de tomar el control del partido para sí, destruyendo a cualquiera que se cruce en el camino y luego olvidándolo, desechándolo, como hizo con Agustín Mantilla.  Alan García es incapaz de pedir perdón por todo el daño que ha causado a personas de carne y hueso, empezando por su propia familia y su propio partido. ¿Qué nos quedará a los demás?

Me gusta

Es un hombre encantador. No es broma.  Es el mas grande seductor, por naturaleza, que he conocido. Dominador de escenarios, se adueña al instante de ellos.  Astuto, inteligente. Absolutamente hábil en el uso de la palabra, ante una mesa de comensales atentos o un mitin de un millón de personas. En ese sentido, un candidato potente y formidable para adueñarse de cualquier auditorio, sin un papel en la mano. Cuando quiere, te dice exactamente lo que quieres escuchar y te convence. Pese a todo lo anterior. Tiene el don del embrujo. Y él también lo sabe, lo goza y lo usa a su antojo.

Eso no se lo quita nadie. Pero eso es todo lo que hay. Lo demás, lo que ésta debajo, en muchas capas, es lo que lo destruye.

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