Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

29 Noviembre, 2015

En la guerra, la primera baja es la verdad

People holding mobile phones are silhouetted against a backdrop projected with the Twitter logo in this illustration picture taken in Warsaw September 27, 2013. Twitter Inc, the eight-year-old online messaging service, gave potential investors their first glance at its financials on Thursday when it publicly filed its IPO documents, setting the stage for one of the most-anticipated debuts in over a year. Picture taken September 27. REUTERS/Kacper Pempel (POLAND - Tags: BUSINESS TELECOMS LOGO)

 El cruce de insultos entre políticos, entre políticos y periodistas, y entre los mismos periodistas suele ser parte natural de una guerra a muerte por el poder en una campaña electoral nacional cada cinco años. Esta es mi quinta campaña. Pero, como toda guerra, ésta está compuesta de batallas, grandes o pequeñas, combates, escaramuzas, en fin, operaciones militares que van siempre en escalada hasta concluir en la gran batalla determinante para una victoria o derrota.

Esa metáfora sirve para entender un marzo electoral, caliente, agresivo, extenuante y brutal, para los que estamos en el ojo del huracán cada 5 años, ya sea como observadores o protagonistas, a pocos días de la primera vuelta nacional, en los primeros días de abril. Ahí se juega todo. Esa es la gran batalla. Lo que es notable, sin embargo, es que ese clima de virulencia y crispación que acompaña esas fechas futuras se ha adelantado a noviembre. ¿Por qué?

Van un par de ejemplos del día. El mero hecho de no condenar como pedófilo a Acuña puede causarle a esta periodista un ataque verbal donde le dicen hasta de qué forma ha escogido morir. Y estoy siendo literal. Acuña, por su parte, acusa a El Comercio y Perú 21 de haberle ofrecido un cheque en blanco a la madre de su hijo extramatrimonial (ya fallecido) por revelar detalles de esa antigua relación, a lo que ella se ha negado ya formalmente. Ambas cosas son falsas. No creo que exista un pedófilo, ni un cheque. Pero son estridentes, revientan en la cara.  Avinagran. ¿Pero por qué son necesarias en esta época? Y esos son sólo dos pequeños ejemplos del día. Tengo ejemplos casi para cada día de la semana.

En mi opinión – y sólo es eso – los cinco candidatos punteros no tienen atributos completos personales y profesionales para el que debería ser el honorable cargo de Presidente del Perú. Ninguno. Podría razonar esa afirmación con una larga lista de deméritos y probablemente, una corta de méritos. Pero lo cierto es que hay que votar, nos guste o no nos guste el menú. Es obligatorio.

Sin embargo, un sector de personas influyentes ya había decidido que de la terna Keiko-Alan-PPK, lleguen cualesquiera dos de esos tres, eran potables para la continuidad y la estabilidad económica del país. El ascenso de Acuña, inesperado supongo hasta para él mismo, destruye el triunvirato, desciende a García a un cuarto lugar y adelanta la guerra salvaje a estos días.

Sin embargo, el triunvirato tiene otras amenazas. Todavía no se han inscrito las planchas presidenciales. Eso sucederá en enero. Y que alguien pueda venir de atrás, del grupo de “otros” es muy poco probable, pero no imposible en tres meses de verano. ¿Qué clase de violencia veremos entonces? ¿La física? De la ira verbal a la agresión de piedras y palos, en todo el Perú, sólo hay un paso. Y a ese ritmo, no llegamos a junio sin muertos.

En el camino, ¿que sabemos de la plataforma de propuestas? El problema me lo planteó hoy, una votante apolítica, con una pregunta contundente: ¿Alguna vez alguien que ganó la Presidencia hizo lo que ofreció? ¿Para qué escuchar propuestas si nos van a mentir de todos modos? No le falta razón. El último candidato que se esforzó en no mentir fue Mario Vargas Llosa y perdió frente a otro que gritaba “no shock”. Y fue lo primero que hizo, porque no tenía alternativa.

Con candidatos punteros, en lo personal, todos imperfectos para altos estándares morales y en lo propositivo, todos con antecedentes de mentir, ¿qué nos queda? Creo que por ahora, con no insultarnos los unos a los otros podríamos avanzar algo hasta el caliente verano. Y tratar de que el periodismo siga siendo el buscar la verdad, hasta el límite de nuestras fuerzas y entendimiento, para servir al otro que busca esa verdad que se le oculta.

Columna publicada en el diario La República el Domingo 30 de Noviembre del 2015

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