Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

15 Noviembre, 2015

La verdad “,” es mi letra

Foto: La República

Si hay algo que los Humala, marido y mujer, tienen es un pésimo sentido de la oportunidad. Siempre llegan tarde a todo. Esto podría explicar, uno a uno, sus enormes fracasos políticos.

Es cierto de que Alan García inventó el mote de la “reelección conyugal”, cómo le chantó el de “la candidata de los ricos” a Lourdes Flores, como le inventará alguno a Keiko Fujimori (¿La candidata de los prófugos?) A él las redes sociales ya lo bautizaron como el “Candidato de los Narcos”. Pero, a diferencia de Flores o los Humala, contraatacará apenas se presente la oportunidad.

¿Qué hicieron los Humala con la chapa? ¿Desmentirla? ¿Devolverla? No. Burlarse. “Que sufran” dijo el Presidente en una desastrosa entrevista en la que tampoco pudo aclarar si se estatizaba o no la Refinería La Pampilla. “Lo diré en su momento,  ni un minuto antes ni uno después”, como si de verdad creyera en su poder omnipotente. La prepotencia le salió carísima.  A los pocos días el “simplemente no va” de su esposa le granjeó la popular chapa de “cosito” en una memorable caricatura de Carlín parodiando un aviso comercial.

Mientras tanto, Nadine Heredia repetía,  sobre una supuesta reelección ilegal, vaguedades en unas famosas palabras que resultaron una profecía: “no ésta en mi agenda”. Si ella hubiera sabido como la iba a perseguir la palabrita no la hubiera soltado tantas veces.  Es verdad que desde hace tres años García la acosa a niveles personales jamás exhibidos en la política peruana, por tanto tiempo y con tanta saña. Pero es verdad que se necesitan “dos para bailar tango” y ella le bailó al ritmo que él impuso. García es un enemigo temible y despiadado. Sus víctimas dentro y fuera de su partido pueden dar fe de ello. Si se remontan a los inicios de los ochenta pueden preguntarle a viuda de Andrés Townsend por el famoso cachetadón que le metió mientras le decía delincuente en los años post- Haya. Anécdotas, hay cientos.

¿Qué les costaba a los Humala ser enérgicos y cortar esta guerra de rumores? ¿No se dieron cuenta de quién estaba al frente? Un Presidente que conmuta penas a 3,000 narcotraficantes no le teme a nada, y menos a llevarse de encuentro a un par de recién llegados, advenedizos a la política, que le armaron una Mega Comisión que él está empeñado en borrar de los anales de la historia.

Sabiendo todo esto, ¿por qué mentir sobre unas libretas robadas que no prueban nada? ¿Para qué si era obvia la maniobra, su origen y los periodistas mentirosos que la instrumentalizaron con acusaciones falsas? Nadine Heredia sabía perfectamente, por lo menos así me lo confirmó el 7 de setiembre – y así lo publique después de insistirle decenas de veces en que diga la verdad-  que “la verdad es mi letra”. ¿Por qué el 22 de setiembre mintió al fiscal con las libretas a la vista? ¿Por qué era testigo y no investigada? Esa es una leguleyada que sirve para el proceso penal pero que es un  suicidio en política. ¿Quién la asesora? ¿Alan García?

Como lo he dicho, ha sido una tonta, y no una tonta útil como su hermano, su madre o su mejor amiga, hoy sus propias víctimas. No hay una sola acusación sobre dinero robado en este gobierno, no ha tomado un centavo del fisco para su arreglo personal, ha recurrido a los donantes de su partido para sobrevivir (¿no hace Keiko Fujimori y Alan García lo mismo con sus mecenas universitarios) y le van a quemar su muñeco en Año Nuevo como si fuera la Maria Antonieta de la Revolución Francesa.

Hoy por las malas artes de García y su batería, desplegada en el Congreso con el concurso entusiasta del instrumental fujimorismo, ella esta demolida, pisoteada como alfombra. Una recién llegada en política guiada por un penalista. ¿Cuál puede ser el resultado? No podrán llamarla ladrona con justicia, pero mentirosa, sí.

Columna publicada el Domingo 15 de Diciembre del 2015 en el Diario La República.

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