Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

25 Octubre, 2015

¿La vacancia? Solo eso faltaba.

Faltan menos de 6 meses para el domingo 10 de abril. Hay 21 partidos con inscripción vigente. Las elecciones internas comienzan a moverse. Es tiempo de pactos políticos que, como mínimo, buscan no perder la inscripción pasando la valla del 5% del voto popular. Algunos partidos ya anunciaron a sus precandidatos o ya eligieron candidatos únicos. Se unen agrupaciones, se comienza a recaudar, se perfilan candidaturas parlamentarias. En fin, la poca maquinaria partidaria que todavía queda en el Perú se comienza a mover para cumplir el cronograma electoral que manda la ley y supervisa  el JNE, la ONPE y el RENIEC para terminar el próximo 28 de julio con un nuevo Presidente.

Milagrosamente, éste es el cuarto cambio democrático en el siglo XXI.  Toledo. García. Humala.  El que venga. Record de records para la vida republicana peruana donde el golpe militar o las autocracias civiles han sido nuestra cruz. Parece que el nuevo siglo nos trajo, por fin, una democracia imperfecta y limitada, pero, por lejos, mejor que las tiranías del pasado.

En este contexto debería sorprender oír voces que quieren alterar el calendario electoral.  Se busca censurar al gabinete Cateriano para luego, o en simultaneo, pedir la vacancia del Presidente Humala por incapacidad moral. ¿Las excusas? Varias.

El cese de una magnífica Procuradora de Lavado de Activos, Julia Príncipe, el cual, ya hemos escrito, era inevitable. Ella declaró que era una perseguida por el gobierno (sus jefes, el Ministro de Justicia y el Presidente) y que el Primer Ministro era un desinformado. Se dio el gusto, pero así la administración pública y con tantos años en ella debía ya saberlo. No se iba a quedar. También, las acusaciones contra la esposa del Presidente por “usurpación de funciones” y, el caso de un supuesto “lavado” en los fondos recaudados por el nacionalismo durante el 2006 al 2011.

La institución de la vacancia ésta en la Constitución como una válvula de escape para situaciones extremas. Tal situación hoy no existe. Si el Presidente Humala cesa a una procuradora sin expresión de causa, no comete una inmoralidad. Hace uso de una atribución constitucional y legal. Ahora, si de inmoralidades profundas se trata, mucho mas inmoral es un Congreso, que pretende vacar a un Presidente porque su partido recibió fondos de campaña no fiscalizables, cuando, a la vez, son  ellos mismos los que se niegan sistemáticamente ha hacer estos fondos fiscalizables.

Esa si es una inmoralidad que merecerá el castigo del votante.  Humala y su esposa no figuraran en la cédula de votación. Sin embargo, todos los hipócritas congresistas que pretenden reelegirse sin modificar la Ley del Partidos, acusando al poder  por lo que ellos no quieren reformar tendrán su “vacancia de facto”. Ojala reciban esa merecida retribución.

Felizmente, hace varios años, el Tribunal Constitucional estableció mayorías calificadas para la procedencia de la vacancia presidencial. Sin los votos del fujimorismo – los primeros interesados en que nada se mueva – es imposible hacerlo. Pero, con éste Tribunal nunca se sabe ¿no? Cualquier cosa trágica puede pasar.

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