Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

18 Octubre, 2015

Cuando el cariño se acaba

Me contaron, hace ya unos años, que cuando Fernando Belaúnde le pedía la renuncia a un Ministro lo hacía con tanta amabilidad y gentileza que los que se iban lo hacían sin ningún resentimiento. Antes del anunció siempre se tomaba la molestia de invitarlos a comer al comedor privado de Palacio en la residencia, con su esposa Violeta. Un trato cariñoso, finalmente, para un Presidente que gobernó dos veces el Perú y que tenía la sana costumbre de tener una hora de “despacho” semanal con cada uno de sus Ministros.  Esos despachos permitían no solo firmar Decretos y Resoluciones Supremas del sector, sino también enterarse de la agenda semanal de forma ordenada.

Hoy, con 17 Ministros, las buenas costumbres desaparecieron. No las tuvo, ni Fujimori, ni Toledo, ni García, ni Humala. Tal vez, el “despacho” semanal volvió brevemente con Paniagua. Puede ser. Hoy los Ministros se enteran que llegan o se van con muy poca anticipación. Se les llama a Palacio para Consejo de Ministros o cuando el Presidente quiere o puede.

Si ese es el trato a los Ministros, su brazo operativo,  el trato del Presidente a la bancada de gobierno es peor. No se informa, no se coordina, no se explica. La lista de desastres políticos es muy larga pero la reciente va desde la “Ley Pulpín” hasta las libretas de Nadine Heredia. El gobierno ha perdido voceros calificados por falta de información previa y mínima coordinación de mensajes. Una importante congresista, todavía en el nacionalismo, me contó que se enteraron de las famosas libretas por la televisión. Su indignación estaba en que el mismo reportaje se señalaba que se había remitido una página a Palacio con días de anticipación. Si era así – me decía –  ¿por qué recién se citaba a la bancada el lunes después de la emisión? ¿Por qué no escuchar una explicación previa?

Si los números no me fallan, el nacionalismo ha perdido 18 congresistas. Ya les pasó en el periodo del 2006 -2011 cuando UPP partió palitos y se llevo media bancada. Pero ahí no eran gobierno y la experiencia pudo ser educativa para Ollanta Humala.  Cómo puede verse, no lo fue. Humala, militar al fin y al cabo, educado en la organización jerárquica, cree que sus Ministros y sus congresistas le están en deuda y no al revés. Es decir, que el congresista que se va es un traidor, malagradecido, que sería nadie sino fuera porque se subió a tiempo en la combi correcta. Humala tenía 5% de intención de voto la primera semana de enero del 2011 y terminó ganando las elecciones. Él cree que sus congresistas se compraron el boleto ganador de la lotería y que por tanto están a su subordinado, perpetuo y silencioso servicio, como un suboficial lo ésta respecto a un oficial.

Si el nacionalismo fuera una verdadero partido político y sus congresistas fueran líderes locales formados luego de muchos años de militancia y una demostración de méritos partidarios tal vez Humala entendería que no son tropa subordinada. Pero, cómo tal partido no es más que la voluntad del Presidente y su esposa expresada en una organización (como pasa con muchos otros “partidos”) temporal y pasajera nunca entenderá que no puede tratarlos tan mal como lo ha hecho en estos mas de cuatro años.

Y así llegamos a la renuncia de la congresista y Vice Presidenta, Marisol Espinosa, a su militancia en el nacionalismo. Renuncia efectuada antes de la fecha señalada para volver a postular el próximo año en otra agrupación política y que ha permanecido oculta tanto por Nadine Heredia, Presidente del Partido y destinataria de la carta, cuanto de la renunciante Marisol Espinosa, por mas de un mes. Ambas han callado esta situación que, como ya es tradición, también se ocultó a la propia bancada. Y por las declaraciones del Presidente, también a él. ¿Qué pasó? Si la destinataria es la Presidenta del Partido, su esposa ¿ésta calló?Todo un misterio por aclarar.

¿Por qué se va Marisol Espinosa? Ha sido leal, discreta y es popular en su tierra, Piura. Es un activo para los Humala y por eso la eligieron para Vice Presidenta. Pero, como ya es norma, la trataron mal. Muy mal. Si su aspiración era ser Presidenta del Congreso y tenía el apoyo de buena parte de su bancada, ¿Por qué el maltrato de imponer a Ana María Solórzano? Con Solórzano se censuró un gabinete, y cómo si no fuera suficiente, se perdió la Mesa Directiva. Los que se fueron del nacionalismo, en esa oportunidad, lo hicieron  indignados porque se sintieron “ninguneados”, “choleados”, por provincianos. Me lo dijo una de las congresistas que partió.

¿Que le costaba a Humala reunirse mas seguido con su bancada? ¿Pedirles que lo acompañen en sus giras? ¿Hacerlos participes de sus planes de gobierno o de futuras políticas? Es verdad que la primera escisión con Javier Diez Canseco, Rosa Mávila o Veronika Mendoza fue de carácter ideológico y no tenía remedio. Pero ¿las demás? Sólo se entienden en la incapacidad del Presidente del Perú y la Presidenta del Partido en saber hacer política.

¿Y que prima en el “hacer política”? El trato humano, personal, directo, emocional que tiene un político dotado al hablarle a uno, a mil o a un millón, logrando engancharse con sus necesidades. Eso muy pocos lo tienen y definitivamente Humala no es uno de ellos. La pena es que ese carisma lo han perdido todos los postulantes a la Presidencia para el 2016,  siendo esta una elección tan desanimada para el votante.

Pero regresando a Marisol Espinosa, su renuncia era previsible e inevitable si desea seguir en el Congreso. Tal vez ella sospechó, con razón, que el último castigo sería ni siquiera dejarla postular el 2016 por el nacionalismo. Razones tiene para creerlo. Si tu propio Presidente te manda a la DINI para saber con quien conversas, ¿puedes confiar en él? Para ahorrarse la humillación fue a lo seguro y renunció.

Como dice la carta, debe de haber sido muy doloroso. La intensidad de la campaña del 2006, los años de lucha parlamentaria casi solitaria del 2006 al 2011 peleando contra el Apra, la dura e intensa campaña del verano del 2011, todo eso no es más que un recuerdo bonito de tiempos mejores. ¿Por qué la maltrataron? Nadie lo sabe. Su presencia era indispensable con un renunciante Chehade a la Vice Presidencia, por ello el buen trato, la deferencia, debió haber sido mayor. Creo que ella intentó hasta el final un acercamiento. No lo hubo.

Un fin triste. Pero cuando no hay cariño, ¿para qué seguir queriendo?

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