Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

27 Septiembre, 2015

Memoria del terror

Comité central de terroristas capturados de Sendero

La excarcelación de Peter Cárdenas, número 2 (o 3,  no hay acuerdo) del hoy inexistente MRTA, ha hecho que varios ciudadanos se confundan sobre algunos hechos históricos mal entendidos o intencionalmente mal difundidos. Pongamos algunas cosas en claro, en términos muy simples:

1. Durante el primer gobierno de Alberto Fujimori se capturó a la cúpula de Sendero Luminoso y del MRTA. Antes de que esto sucediera, los grupos terroristas habían creado una situación de pánico dentro del Ministerio Público y Poder Judicial. El asesinato de jueces y amenazas contra su familia, en un clima de absoluto de terror, hacía imposible su juzgamiento. Por eso, por una medida de emergencia judicial, se crearon los juzgados sin rostro y también, para las cúpulas, los juzgados militares. Con los años, miles de reos detenidos por terrorismo pasaron por este esquema de juzgamiento.

2. A mediados del segundo gobierno de Fujimori era evidente que se habían cometido gruesos errores. Cientos de personas inocentes – a veces por la mera delación de un vecino que afirmaba que había servido un plato de comida a un terrorista – estaban presas con condenas de 20 años, que era la pena mínima por colaboración con el terrorismo. De estas personas, pobres, quechua hablantes y sobretodo, inocentes pero ya condenadas, se compadeció el Padre Hubert Lanssiers al punto de convencer al Presidente Fujimori de la injusticia cometida. Se formó una Comisión compuesta por el Defensor del Pueblo, Jorge Santisteban de Noriega, el Padre Lanssiers y el Ministro de Justicia de turno para revisar sus expedientes. Durante lo que quedó del gobierno de Fujimori se indultaron más de 500 presos ya condenados por terrorismo pero consideradas víctimas inocentes de un pésimo  sistema.  De esos expedientes, quedó un remanente menor a 200 que se terminaron de resolver durante el gobierno de Valentín Paniagua (caso Yehude Simon, por ejemplo) y un grupo menor, durante el gobierno de Toledo. Es falso pues que Paniagua “indultará miles de terroristas” como escuche a alguna congresista fujimorista. En términos estrictos, el mas grande indultador de terroristas fue Alberto Fujimori, pero por las razones ya explicadas.

3. Con el retorno a la democracia el 2001, las sentencias de la CIDH volvieron a ser acatadas por el Estado peruano como corresponde cuando se adhiere a un tratado internacional. La CIDH había establecido que contravenía el Pacto de San José (y también la Constitución Peruana) el juzgamiento militar de civiles y el juzgamiento por jueces sin rostro. En ambos casos la Corte tiene razón. Una garantía elemental de la administración de justicia es saber quien te juzga (si no puede estarte juzgando una persona que no es ni juez) y la  publicidad de los procesos.

Pasado entonces el peligro de asesinato a jueces y sus familiares, durante el gobierno de Toledo, se coordinó un nuevo juicio para las cúpulas de Sendero Luminoso y el MRTA. El camino fue muy complicado y recuerdo los esfuerzos del entonces Ministro de Justicia, Fausto Alvarado, por coordinar tanto con el Congreso como con el Poder Judicial. En primer lugar se necesitó facultades legislativas delegadas para promulgar un paquete de decretos legislativos diseñados para los nuevos juicios pero evitando la excarcelación que buscaron los abogados de los terroristas, dado que, los primeros juicios se declararon nulos. En segundo lugar, se tuvo que conformar salas especializadas que permitieran juicios públicos pero sin que estos fueran una plataforma apologética para el terrorismo. Después de más de una década la cúpula de Sendero Luminoso se volvió a ver la cara. También los volvió a ver el Perú. Y, con los problemas iniciales naturales, se les volvió a juzgar y condenar a todos de acuerdo a los máximos de ley vigentes al momentos de sus crímenes.

4. Hoy, tardíamente, algunos critican este proceso sin reconocer el esfuerzo que hizo el Estado, en todos sus poderes, para dar una lección de civilización jurídica al mundo. Se implantó el Estado de Derecho, se aplicó la ley respetando la Constitución y los tratados internacionales pero sobre todas las cosas, se hizo justicia y no un ajusticiamiento. Muchísimos funcionarios del Estado, jueces, fiscales, congresistas, ministros, abogados, comprometieron en esta titánica tarea su máximo esfuerzo. No se escapó ni uno, no se liberó ni uno y todos fueron condenados. Algunos a menos años, pero otros, a más años de prisión. Esta es la verdad. No el sancochado que lanza el fujimorismo contra un Presidente muerto y su Ministro por 7 meses cada vez que sale excarcelado un condenado por terrorismo.

5. No hay plazo que no se cumpla y algunos terroristas, luego de 25 años de encierro en penales de alta seguridad, saldrán en libertad. Otros – ya ha sucedido – por su edad o por su salud, morirán en la cárcel. Tal es el caso de Abimael Guzmán. El MRTA no existe mas que en el plano de la memoria y Sendero Luminoso, reducido – dicen – a 50 hombres en el VRAEM no es un peligro social. ¿Qué estas personas en libertad serán observadas por los servicios de inteligencia? Que duda cabe. ¿Qué la DINI va a avisarnos? Obviamente, no.  Es un trabajo por lo menos, discreto. ¿SL tienen alguna capacidad operativa fuera del VRAEM? Poco probable.

Lo que es imperdonable es que los jóvenes peruanos no tengan idea de lo que estoy contando, no sepan quienes son estos terroristas condenados, el daño que hicieron, el dolor – que no se ahoga – que causaron a miles de familias enlutadas de por vida.

No me espanta que se cumpla una condena, lo que me espanta es que una sociedad olvide el porque tanta maldad tuvo que ser encerrada.

Share on FacebookShare on Google+Tweet about this on Twitter

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *