Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

14 Septiembre, 2015

La agenda electoral del narcotráfico

La captura de Gerald Oropeza nos puede servir como entrada a uno de los asuntos mas graves y menos tratados de la agenda electoral. ¿Qué hacemos con el narcotráfico en estas elecciones generales el 2016?

El crimen organizado necesita del secreto. Opera en las sombras pero vive a plena luz del día. Esta entre todos, pero nadie sabe donde está. Por eso, para qué el negocio criminal prospere se necesitan de pactos de silencio. Los narcos monses son los que hacen bulla y aspaviento. Pero, a veces,  ni con eso se da cuenta la policía que tiene en sus narices a un criminal.

Oropeza invadió un lujoso bien inmueble del Estado incautado. No pasó nada. Oropeza hizo piques de loco con carros de lujo. No pasó nada, nade vio nada. Oropeza y sus empresas de limpieza metidas hasta el cuello en contratos con el Estado (incluidos los tachos de basura de cada fiscal de Lima) y nadie se dio cuenta. La madre de Oropeza, candidata aprista. Miguel Facundo Chinguel, acusado por vender indultos, su testaferro. Es decir, una joya en bruto que cuadraba sus autos de lujos a pocas cuadras de la Dirincri. Y nadie lo vio.

Lo que yo no podía dejar de verse fue el ataque de sus enemigos a su auto de lujo. Su escape, el de sus amigos y el reguero de muertos amigos y enemigos alrededor de los negocios de este sujeto que hasta kit electoral había comprado.

¿Cuantos Oropeza hay entre nosotros? Esa es la pregunta.

¿Cuantos quieren mimetizarse con la política? Pocos. No es negocio ser conocido. Pero, ¿Cuántos quieren comprar políticos? Esa es otra cosa. El financiamiento de partidos políticos en el Perú es negro en todos los casos. Ninguno se salvó el 2011 y ahí están las resoluciones sancionadoras de la ONPE para probarlo. Repito, todos los casos. Podrán hacer un festival mediático con el partido de gobierno y Nadine Heredia en la prensa. pero todos están en falta. Lo mas grave es que no se puede seguir el rastro del dinero y no hay sanción alguna. Así de simple y brutal.

¿Puede cambiarse esto? Si, si se hace la reforma del financiamiento de partidos.

¿Quieren esa reforma los actuales congresistas? No la quieren. Como lo leen. No miento. En el debate solo hay retrocesos, ningún avance.

¿Y a quien favorecen los actuales congresistas al negarse a reformar el financiamiento de partidos políticos? A todos los Oropeza que en silencio existen, que en silencio van a poner plata y que en silencio y con total discreción se van a enriquecer en el próximo quinquenio tanto en el narcotráfico como en el lavado de activos.

¿Podemos mirar de lado el narcotráfico porque mientras se mueve en las sombras no nos afecta? No. No podemos. El riesgo para la sobrevivencia de la sociedad es inmenso. Ahí están las experiencias horrendas del pasado en Colombia o en el actual México. Un reguero de muertos, venganzas, un estado de guerra, peor que el del terrorismo porque no se lucha contra una ideología sino contra el lucro por el lucro, el matar por matar.

Mientras no se legalice mundialmente el consumo de cocaína – y no se hará por muchas décadas – el crimen asociado a su tráfico ilícito es una  cruz con la que el Perú tiene que cargar. Eso significa que Estado y sociedad tienen que hacer su parte.

Al Congreso le toca hacer la reforma. A nosotros, demandarla.

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