Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

26 julio, 2015

Las dos elecciones de Luis Iberico

LUIS IBERICO, CONGRESISTA DE LA REPUBLICA

Cubrir las elecciones de la Mesa Directiva del Congreso debería ser un acto obligatorio para un periodista que cubre política. Habrán notado que este espacio no se ha ocupado del asunto, hasta hoy. Hay dos razones.

La primera, para el público en general los pugilatos derivados de intereses personales entre una institución tan profundamente desprestigiada como del Congreso son un asunto intrascendente. Es una pena, pero es cierto. La segunda, se deriva de la crisis de los partidos políticos. No se han enfrentado corrientes doctrinarias, ideológicas o siquiera programáticas. Se han enfrentado congresistas, casi a título personal, respaldados por bancadas que son, como se dijo de un viejo partido hace muchos años, «federaciones de independientes» por no decir oportunistas.

¿Cuál es el debate de fondo en esta elección a la Presidencia de Congreso? Salvo la desacreditación del contrincante por haber conocido a Orellana, hoy procesado como cabecilla de una organización criminal, ninguno.

El oficialismo no ha presentado siquiera candidato. La desmoralización es enorme. Se barajaron nombres (Otárola podía repetir el plato y me lo dieron como fijo) pero nadie quiso aceptar el encargo de hacer campaña para luego ser el perdedor a pocos meses de las elecciones generales. Las encuestas en los suelos, un Presidente que en muchos sentidos ha desilusionado a su bancada ( a los que se fueron y a los que se quedaron), un ex Presidente del Congreso como Daniel Abugattas que cree los precandidatos de su propio partido son como Pinocho o Cantinflas, en fin. Ni siquiera quisieron dar la pelea y apoyaron a Vicente Zevallos de Solidaridad Nacional, por descarte.

Sería una noticia de gran relevancia que la oposición le quitará la Mesa Directiva al oficialismo. Pero si ya le censuró un gabinete, estaba clarísimo que el gobierno de Ollanta Humala había perdido la mayoría parlamentaria con la que llegó al gobierno. De la misma forma que le ocurrió a Alejandro Toledo, la buena noticia es que esto sucede a 12 meses de dejar el poder y con una elección nacional ad portas, lo que garantizaría una transmisión de mando democrática por cuarta vez consecutiva, haciendo del siglo XXI un ejemplo record para los pobres estándares democráticos históricos del Perú.

Ibérico ha ganado el voto de sus pares pero tiene un desafió más grande que afrontar y este tiene que ver con las aspiraciones presidenciales de César Acuña, Presidente de su Partido Alianza para el Progreso. ¿Cómo así el joven periodista, luchador por la libertad de expresión, ante el expolió a Baruch Ivcher  en los noventa, termina negociando el voto de los 35 fujimoristas – la mitad de su votación – para ganar la elección? ¿Cómo el militante del FIM que fue clave en la obtención y difusión del video Kuori –  Montesinos que se trajo abajo el régimen fujimorista puede pactar con ellos una Presidencia? Esa explicación no la necesitaba para ganar el voto de sus pares, pero si la necesitaba para justificar su conducta, y por ende – como militante orgánico de APP – la de Acuña en las próximas elecciones.

Luis Ibérico careció de una «narrativa» (la palabra de moda entre los marketeros políticos) de cara al público. Si este se presentaba con una agenda mínima legislativa que necesita de  altísimas votaciones hubiera podido justificar esta negociación. Porque es muy diferente decir que «el fujimorismo de hoy ha cambiado» cuando su líder indiscutible sigue purgando condena en prisión y su partido tiene como agenda casi única – de llegar al poder – sacarlo de la cárcel con un indulto presidencial; que decir que el Perú no puede seguir sin Defensor del Pueblo y se necesitan 84  votos para nombrarlo, o que la reforma de la Ley de Partidos Políticos (democracia interna y financiamiento) se debe aprobar por Ley Orgánica y se necesita el voto de la mitad mas uno del número legal de miembros.

Es decir, si Luis Iberico justificaba un acercamiento táctico al fujimorismo, no sólo para darle a la oposición la Mesa Directiva – como si esta fuera un botín de privilegios personales – sino para poner en marcha una agenda/programa mínimo que requería de mayorías calificadas, otra hubiera sido la recepción del público a su arrejuntamiento, temporal o solo Dios sabe si estratégico para las elecciones 2016 con César Acuña apoyando a Keiko Fujimori para terminar de liquidar al Apra en el «sólido norte». ¿No la vieron compañeros que votaron por Ibérico? Pues miren bien a quién han encumbrado.

 

 

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