Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

18 junio, 2015

Urresti y el camino de la confesión sincera

Se que el ex Ministro del Interior fue y es muy popular. Su estilo «rabadilla sin sosiego» encanta. Daniel Urresti, con sus incuestionables habilidades para comunicar y buscar bronca a todos a la vez, todo el tiempo, pudo ser un operador político importante del gobierno. Muchos periodistas se lanzaron a darle ese calificativo. Sin embargo, siempre consideraré que su nombramiento es uno de los peores errores políticos de la gestión de Ollanta Humala.

En el plano jurídico y constitucional todos debemos respetar el principio universal: «toda persona es inocente hasta que se pruebe lo contrario». Pero, en el plano político un Presidente no puede darse el lujo de tener como Ministro a un denunciado, por la fiscalía de Ayacucho, por asesinato. Jamás sucedió tal cosa en la historia del Perú. Lo más grave es que el Presidente no fue sorprendido. Conoció, de antemano, la situación y aún así nombró a Daniel Urresti  como Ministro, nada menos, que  del Interior.

Su gestión, preocupado como estaba por el proceso pendiente que ya era público, se caracterizó por el espectáculo y la falsa información. Sus números disparatados, sus promesas inalcanzables llegaron a cansar en el mismo gabinete. Ana Jara lo sacó en la negociación con la oposición, antes de su propia censura.

Voceado como candidato presidencial, hoy tendrá que ver la cara de la señora Bustios cada semana en el juicio oral que le espera. Ahí tendrá que responder las preguntas que nunca quiso responder. La investigación fiscal ha determinado la presencia física del entonces Capitán Urresti en la base de Castropampa (nunca negada por él), el día de la muerte de Hugo Bustíos. Un juicio previó ha condenado a su superior por dar la orden del asesinato. Urresti, como oficial de inteligencia, tenía la obligación de participar en ese operativo. ¿Dónde estuvo sino estuvo en la escena del crimen? Jamás lo ha dicho.

Urresti ha tratado de desacreditar a los testigos que lo acusan. Ha presentado a otros para intentar lavar su imagen. El fiscal, igual lo acusó. ¿Por qué? porque es imposible que un oficial de inteligencia, ese día, en la base de CastroPampa, no estuviera en el operativo de asesinato. Cualquier militar lo sabe y Urresti también.

La confesión sincera y la solicitud de una sentencia anticipada sería su mejor camino. Sus colegas militares sentenciados a largas penas purgaron pocos años de prisión por tener toda clase de beneficios. Decir la verdad, le reduciría la sentencia algunos años y le facilitaría su salida. Pero lo mas importante, haría que alguna vez en la historia del Perú un militar tenga el coraje de reconocer el contexto en que vivió,  explicar porque hizo lo que hizo y demostrar arrepentimiento o no, por haber matado a un inocente periodista, que dejó viuda y 4 niños huérfanos que esperan hasta hoy la verdad y la justicia que les ha sido esquiva desde 1988.

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