Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

16 Abril, 2015

Todo lo que usted quería saber de pañales y nunca se atrevió a preguntar

No deja de ser ridículo, mirándolo bien, que dos ex Ministras de la Mujer se anden peleando por a quien se le perdieron los pañales. Desde una “perspectiva de genero” quedar relegadas en política a tan triste papel da hasta un poquito de cólera. ¿No tienen otros temas?

Que las congresistas y ex Ministras Omonte y Jara no se tengan cariño no es primicia. La cosa debe venir de atrás, pero la que hizo el desplante público fue Omonte. Ella, en contra de la consigna de su partido, voto a favor de la censura de su ex Jefa, culpándola Dios sabe de que filtrada a la prensa. ¿Las licitaciones ganadas por su ex marido? ¿El caso de su empleada del hogar? ¿El hecho de que no contará con educación superior completa? Vaya a uno a saber. Pero que Omonte, la odia, que duda cabe. Que un ex Ministra vote en contra de quién fue  su jefa días antes, en este pueblo, nunca se ha visto.

Pero digamos que más allá de la banalidad de la bronca que será resuelta en un informe de Contraloría – que, les aseguró le pondrá toda la responsabilidad administrativa al almacenero por no contar lo que recibe – no he leído, ni visto, justamente en este tema, el  de los pañales, una perspectiva materna. Puede ser mi culpa y pido disculpas por ello. Pero, que yo sepa, no se ha explicado que si bien un millón de pañales puede sonar a mucho y ocho millones a más, en las necesidades de la defecación de la primera infancia por decirlo con rigor, es una buena mierda. Periodistas, hombres y mujeres que no han sido padres, no lo entienden, pero se los voy a explicar.

Un recién nacido necesita cambiar de pañal 7 veces al día. Ante el horror de la primeriza, el niño no para de cagar. Y ella, ahorrativa, dice que no va a gastar tanto. Lo que sigue es un película de horror. El poto del niño es mas delicado que transportar nitroglicerina en carreta. Esa piel se escalda (pañalitis, dermatitis y otras enfermedades de la piel) se pone roja, morada y sangra. El niño llora si lo tocas. Te aterras con tu tacañería.  Vas a gastar mas en el pediatra, las cremitas y la ventilada del poto del bebe al aire libre, además de varias malas noches que recordaras mucho tiempo. Mejor, cambias nomás el pañal. Y muestras con orgullo el poto resplandeciente de tu hijo.

Cuando el niño ya tiene un  esquema más ordenado de alimentación (cada 4 horas) y puede dormir 6 o 7 de largo (!si lo logra de noche es un santo!) cambias, mínimo 5 pañales diarios. Y digo mínimo porque no hay criatura que no tenga a lo largo de sus dos primero años alguna diarrea oportunista.

Veamos ¿cómo le sale la cuenta señora? 420 por los dos primeros meses y 1500 por los 10 siguientes. Redondeado, 2000 pañales el primer año. Pero ahí no acaba la historia. Los bebes aprenden a controlar esfínteres (hay que enseñarles) alrededor de los dos años. Las mujeres mas rápido, los hombres mas lento. Ahí podrás quitar el pañal de día. Es decir 1500 pañales el segundo año.  De 2 a 3 años deberías usar un solo pañal de noche. Pero todo este depende mucho del clima y del desarrollo de cada niño.

Digamos pues, que un niño abandonado o huérfano, o entregado a instituciones del Estado desde su nacimiento por múltiples razones necesita, por 2 años de vida 3, 500 pañales descartables. 8  millones de pañales alcanzaran entonces para dar dotación completa a 2,285 bebes. Sospecho que el Estado, en todo el Perú,  tiene bajo su responsabilidad directa más. Y no estoy hablando de dadivas o regalos en giras. No. Estos son bebes abandonados a cargo del Estado. ¿Quién les va a cambiar el pañal si no hay pañal? ¿Ellos mismos? Esta es una necesidad absoluta e impostergable.

– o –

¿Que nadie compra al por mayor?  Les puedo contar una historia personal. Mi hija mayor nació en 1990. Si, ese famoso año. Los pañales descartables ya se usaban en Lima pero había un problema: su escasez. Se contrabandeaban de Chile y Ecuador con enorme éxito, y los ambulantes los ofrecían sin problemas. Pero volaban. Entonces, conocí un fábrica en la calles Los Negocios en Surquillo, que a veces, vendía pañales a granel. Si, a granel. Y a veces. Lo que he escrito. Eran unas bolsas de plástico sin marca que traían unos 250 pañales. Si no me equivocó, la fabrica era Mimo S.A., o sea los propietarios de la popular Mimosa (que también escaseaba, que quieren que les diga chicas, si no se permitía la importación de tampones, ya pueden imaginarse el duro escenario).

Bueno, siendo primeriza, pobre y entusiasta, mi papá regaló los pañales del primer año de su nieta. Con ese dinero había que correr (había hiperinflación) a la fábrica y rellenar un automóvil  de pañales. Como se lee. En nuestro departamentito no entraban así que tuvimos que guardarlos donde mis suegros. ¿Y porque compré el año de golpe? Porque en tiempos de Alan García I no tenías ninguna seguridad de encontrarlos al día siguiente. Así de simple, niños. No vivíamos en el reino de la abundancia y las estrategias de sobrevivencia eran muchas. Esta es tan solo una de ellas.

– o –

¿Por que no pañales de tela, los de mi infancia? El pañal descartable es una pesadilla ambiental.  Obviamente no por el contenido orgánico sino por el inorgánico, básicamente plástico.

Pues hay un debate mundial sobre el tema. El agua, energía y jabón que se usan para lavarlos también generan un impacto. Es la madre la que. por lo general, asume la tarea, sacándola del mercado laboral o reduciendo sus horas de descanso o atención al niño. Los países escandinavos estas volviendo a la tela. El resto del mundo, no. Y en los países mas pobres se mantiene la tela en los niveles mas pobres y rurales de la población.

Debe decirse que lavar un pañal de tela no es fácil. No es lo mismo que lavar una camisa.  Desaguar (escurrir todo el contenido por el caño) remojar en jaboncillo (jamás detergente común porque le revientas la piel al bebe) refregar (en mi infancia, hervir en jaboncillo) enjuagar bien, orear, secar y planchar cada pieza (gasa, tetra, bombasí) puede demorar horas si se te junta una semana.

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Una noticia tiene que tener muchos ángulos. Creo que este hacía falta. ¿Mi experiencia personal? 5 hijos. Miles de pañales después, vale la pena.

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