Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

13 Abril, 2015

¿Cuándo se jodió el Perú?

La famosa pregunta de Zavalita en “Conversación en la Catedral” reaparece en esta magnifica clase del profesor y psicólogo social  Jorge Yamamoto. ¿Por qué somos felices? ¿Por qué no lo somos? ¿Cuáles son nuestros sueños colectivos? ¿Cumplir nuestros sueños nos trae felicidad?

Este video me ha explicado muchas cosas. Les recomiendo verlo para entender el choque cultural que ha significado la migración andina y amazónica. Como este migrante marginado y discriminado por sus pares desarrolla estrategias de supervivencia y se “desubica”. Pierde identidad y asume una “falsa modernidad” perdiendo sus valores originarios que le daban el respeto comunitario por ser honesto, cumplir los pactos, ser trabajador o tener palabra de honor.

El peruano respetuoso y de buenas costumbres es mas pobre, pero mucho mas feliz  y se ubica en las provincias, lejos de Lima. ¿Dónde esta la gente mas feliz del Perú? Es toda una sorpresa. Vean el video y lo sabrán.

Mientras tanto me uno a la gran cruzada que propone el profesor Yamamoto a quien no conozco pero me daría gusto hacerlo.  Recuperemos los valores tradicionales del peruano migrante e integrémoslos a la modernidad. Tanta patanería, tanta corrupción, tanto abuso, tienen su origen en este choque cultural no resuelto.

El que fue marginado y explotado, oprime cuando logra tener éxito. Copia los patrones de conducta de quienes lo explotaron en vez de conservar sus valores de honestidad y hombría de bien. “No hay peor capataz que el cimarrón” se decía en la colonia. Este circulo vicioso debe terminar.

Honradez,  respeto a los pactos, solidaridad con la comunidad, orden, esfuerzo personal y familiar, buen trato a los demás dentro de la comunidad. Los que son empresarios emergentes tienen el deber de dispensar  un buen trato a los trabajadores lo que implica tratarlos como profesionales y no como peones en condiciones de servidumbre como si la remuneración fuera una dadiva. Cumplir las leyes laborales y tributarias sobre la base de la recuperación de estos valores perdidos sería un camino para que estos dos peruanos que se enfrentan día a día se conviertan en uno solo. Dos mundos, el informal “achorado” y el moderno con valores tradicionales viven un duelo diario.

Luchar por una simple y sencilla virtud como la puntualidad ¿podría ser un comienzo?

Aquí va; de verdad, no tiene desperdicio.

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