Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

7 julio, 2016

¿Cómo gobernar con un Congreso adverso?

Ilustración Guillermo Figueroa

Ayer, sorpresivamente, el Presidente electo viajó a La Oroya para conversar con los trabajadores de Doe Run. Como sabemos, la empresa atraviesa una crisis que se va postergando año a año. La liquidación y subasta de sus activos le daría nueva vida para que, por fin, la fundición de cobre reciba una inversión muy grande, que no llega,  para así no contaminar. El Estado tiene el 60% de las acreencias.  Si la subasta no se realiza antes de agosto, la empresa cerrará por siempre. Los trabajadores no se quieren quedar sin sus trabajos, a pesar de que hoy reciben un 70% de lo que fue su salario. A pesar de los riesgos a su salud y a la de sus familias, prefieren continuar. Desde la comodidad de un escritorio en Lima puede ser difícil de entender, pero es así. Ahora, los plazos se agotan y las soluciones no llegan. Esa es, en un resumen apretado, la situación.

¿Qué fue a hacer el Presidente Kuczynski ahí? Habiendo tantos problemas en el Perú, ¿por qué escogió ese sin siquiera haber juramentado como Presidente? Por una razón muy simple. La solución no esta en Ejecutivo. Ni él ni sus ministros pueden hacer nada al respecto. La solución necesita ley y la ley la aprueba un Congreso controlado por 73 congresistas del fujimorismo. Si la ley no posterga, una vez mas, el plazo de subasta, nada se puede hacer.  La ley vigente vence en agosto.

El mensaje del Presidente a los trabajadores parece subversivo para estos tiempos. Les ha dicho «Marchemos al Congreso para no dejar morir a la Oroya». Y mucho más directo: «Ustedes me ayudan con el Congreso y yo los ayudó para que esto salga».

Es decir, el Presidente electo se anticipa a una oposición beligerante y pone al pueblo (en este caso los trabajadores de Doe Run, pero mañana puede ser cualquier otro grupo) entre él y el Congreso. El mensaje no puede ser mas claro. Kuczynski buscara sus aliados entre los grupos de interés. Directamente con ellos y no con grupos políticos. Es una forma nueva de hacer política en una democracia sin partidos.

¿Funcionará? Eso esta por verse. Pero un Presidente que envía masas al Congreso para que presenten ahí su reclamo es mas astuto de lo que Keiko Fujimori preveía. ¿Atenderán esta primera demanda puesta sobre la mesa con la urgencia de agosto? Hacerlo, es reconocer esta nueva forma de relación, donde el Presidente usará alianzas locales como grupo de presión pública. No hacerlo, es declararle la guerra, no al gobierno, sino al pueblo, a sus propios electores el 2021.  La jugada debe ser favorable a Kuczynski. Con esto el Presidente puede asegurar cierta legislación, a pesar de tener solo 20 congresistas.

Sin embargo, en contrapeso, los fujimoristas utilizaran los mecanismos de control político como la interpelación y la censura, Ministro por Ministro. Todos ellos deben estar preparados para dedicar mucho de su tiempo a vivir citados al Congreso, ya sea a Comisiones, ya sea al pleno. Pero si el fujimorismo se excede, como lo hizo el Apra con Belaúnde en su primer gobierno, su impopularidad crecerá. El mecanismo existe pero no se puede abusar de el sin pensar en las consecuencias el 2021.

Buena movida del novato Presidente que ha provocado ya reacciones bulliciosas. Ahora, veamos que ficha en este tablero político mueve el fujimorismo en respuesta.

 

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