Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

24 enero, 2016

Incoherencias

Si bien la lista parlamentaria no es determinante para ganar una elección, puede perjudicar en mucho, no sólo a los postulantes a la Presidencia sino también al futuro mandatario. Los casos de Toledo y Humala son la muestra histórica sobre lo que la falta de institucionalidad partidaria hace a los recién llegados al poder. Cada uno se cree elegido por sus propios méritos y no dentro de una agrupación política. Esto sucede en todas las agrupaciones salvo en el Apra y el fujimorismo, lo que les dio un peso mayor en los dos últimos Congresos.
Pues bien, para conjurar este riesgo de desbande o de desprestigio se suponía que los partidos harían su trabajo. El resultado es penoso.
La famosa «evaluación» de Fuerza Popular excluyó a Martha Chavez para promover personas que han usado el Congreso durante décadas para evadir sus problemas con la justicia. Tal es el caso de Cecilia Chacón, que ya no postula por Cajamarca y se le da el número 1 en Lima. La ex procuradora Yeni Vilcatoma, que con un escándalo sin pies ni cabeza logró la renuncia del Ministro Figallo – y a quien hasta hoy no se acusa de nada – es la numero 2. Si siguen leyendo, ¿quién sabe legislar ahí? Experiencia penal, tienen. A no dudarlo.La lista de Acuña es francamente un desastre. Debe vender bien ser homofóbico. No hay otra explicación para recoger al Pastor Rosas que ya había salido del fujimorismo. Además de los parientes directos, la lista le da la bienvenida a otros candidatos que, en lugar de hoja de vida, exhiben prontuario. Desde Serrato y Rios, sentenciados, hasta el General Donayre, procesado.
A esto añádase los suspiros de Alan Garcia por Milett Figueroa o los méritos en Ingeniería de Mario Hart. ¿El más cunda de todos los políticos en estas veleidades? ¿Y PPK? Si el 80% de los primeros 20 lugares en Lima tiene DNI en San Isidro, ¿ya qué se puede hacer para que entienda?
La cereza del postre, es el partido de gobierno, que no tiene casi posibilidad de pasar la valla y traía como gran jale al artista Zumba, desembarcado casi al instante por Urresti que jamás ha visto uno de estos realities.
El Congreso legisla. Hace leyes. Nadie puede hacerlo por ellos. Para eso sirve un congresista. En lo demás, puede ser reemplazado. En votar, no. No basta con ponerle 20 asesores a cada absoluto ignorante en la materia y reunirlos para que voten como dice el líder del partido. Algunos, aunque sea un grupo pequeño, tiene que saber legislar. La calidad de las leyes, cientos de ellas observadas hasta por inconstitucionales en los dos últimos periodos parlamentarios, son fruto de la pésima selección de candidatos que los partidos nos ponen delante para escoger. Esta vez, la cuestión es peor.

 

Columna publicada en La Republica el Domingo 24 de enero del 2016

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