¿Cambiará el Perú?
Los extranjeros que siguen con atención la política peruana suelen mostrarse admirados por sus logros económicos (reducción de la pobreza, sana política fiscal) pero, sobre cualquier otro triunfo, por sus logros en materia anticorrupción. ”¡Ustedes los meten presos!” – dicen sorprendidos – cuando se les explica el estatus de los casos de Fujimori, Toledo, García, Humala y Kuczynski. Suelo insistir en que para un peruano no hay mucho orgullo en estas noticias. Por el contrario, es una enorme vergüenza.
La pregunta, sin embargo, que puede cambiar nuestra mirada vergonzante me la hicieron hace poco. ¿Crees que después de todo, el Perú va a cambiar? Es decir, después de Lava Jato y Cuellos Blancos; después del valiente Equipo Especial y las fiscales del Callao que nos presentaron la mafia de los hermanitos; después de todas las confesiones de Odebrecht y todas las colaboraciones eficaces que seguro seguirán; cuando todos los juicos concluyan y todas las sentencias estén firmes, cuando la verdad (o casi toda la verdad) se conozca; en ese momento, ¿el Perú será otro?
¿Habrá valido la pena? Si vemos los antecedentes históricos, no hay mucha esperanza. El proceso anticorrupción más reciente fue el Fujimori – Montesinos. Desde el punto de vista de la persecución del delito, de la recuperación de lo robado y de las sentencias efectivas, es un caso de innegable éxito. Pero, ¿cambio la moral pública? ¿Por qué después de una experiencia tan aleccionadora e inmediata como esa los sucesores de Fujimori hicieron lo mismo? ¿Cómo se puede entender que después de contemplar el destino triste de Alberto Fujimori, el mismo Toledo pidiera una coima por la interoceánica que ya bordea 35 millones de dólares? ¿Por qué todos los ex presidentes aceptaron financiamiento no declarado? ¿Por qué García creó una nueva red de testaferros? ¿Por qué Kuczynsky no entendió qué cosa es tráfico de influencias? ¿O por qué Susana Villarán no tuvo el discernimiento moral para entender que no podía aceptar el financiamiento de proveedores de la misma municipalidad sin cometer delito? La misma Keiko Fujimori, teniendo a su padre preso, ¿por qué arriesgó su libertad vendiendo su campaña a todo postor?
Si queremos que todo cambie, de verdad, hay tareas pendientes, que no pueden fallar esta vez. La naturaleza humana tiene una inclinación al mal. Eso es inevitable. Pero, una sociedad tiene que hacer que esa inclinación sea marginal; es decir, lo extraordinario y no la norma. La persecución y sanción son un remedio eficaz, pero no el único.
Lo primero es establecer con claridad qué es lo que estuvo mal. En el caso de Alberto Fujimori la sanción penal no fue acompañada de la sanción social. Extensos grupos de electores consideran injusta esa prisión. No en vano la hija casi gana las elecciones. La moral pública se construye sobre un consenso amplio y no en un juzgado. Luego, es imprescindible mostrar equidad en el trato. Los juicios son percibidos como políticos cuando no se trata a todos por igual. El que anda por el camino de la corrupción cree que su conducta resultará impune. El tener la convicción que, a igual conducta, igual resultado, cambia todo. Finalmente, la justicia debe ser oportuna. Esta es la mayor debilidad del actual proceso. Investigaciones fiscales de seis años están fuera de todo plazo razonable. El transcurso del tiempo solo sirve para destruir la vida de inocentes y darles ruta de escape a los culpables.
¿Cambiará el Perú? Esa es nuestra esperanza, pero aun no mi certeza.
Columna publicada el Domingo 1 de marzo del año 2020 en el diario La República
No olvidar jamas que la cifra repartidora fue la, que dio. Esa falsa mayoria
Cifra repartidora..
Es lo que debe eliminarse
NO SÉ CUANTO HA CAMBIADO LA SOCIEDAD PERUANA.
Walter Guillen: 09-04.2020
Vivimos en una sociedad enferma, ¡gracias a Dios ¡ no somos los más destacados ni los únicos; es la naturaleza humana, cruel, corrupta, tirana y más; la enfermedad no se cura si no brota, sería terrible la impunidad que sí avergonzaría ahora; antes no, daba igual la injusticia, la ignorancia y la pobreza; no sé cuánto ha cambiado la sociedad peruana, pero sé que algo se siente diferente; sin el cual no hubieran podido actuar los fiscales del Callao, los que sostienen con valentía a pesar de las amenazas los casos lava jato –Odebrecht, ni se hubieran hecho las reformas del referéndum, ni se hubiera podido meter a prisión a personajes influyentes, impensable antes ¡no sabes con quien te metes fiscalillo¡ diría no mucho tiempo atrás un político y sus colegas asentían, vivíamos retardados y acomplejados; ¡así nos querían sometidos y humillados, sin conciencia ni espíritu social¡ siempre estarán presentes maniobrando, sobornando y sintiéndose influyentes, les sucede también a los periodistas que pretenden inmacularse y chocan con el espíritu y la conciencia de la mayoría de los peruanos; algo sé que debió cambiar; los valores éticos demoran en ser parte de la conciencia de la gente, toma su tiempo y una vez asentado se rige por ella; la experiencia de los hechos nos ha enseñado que la corrupción no es lo mejor para una sociedad en democracia cuyo principio inamovible es el bien común y la felicidad si hablamos de filosofía política y si de algo sirve la teoría y el pensamiento humano; hay que ser pacientes, tolerantes y consecuentes con los principios de la democracia y la cultura del país, nuestra democracia que se construye; A. de Saint-Exupéry en El Principito nos ilustra con esta proposición “Es el tiempo que [le] has dedicado a tu rosa, [es] lo que la hace importante”, es la conciencia que tomamos de la forma de vida que pretendemos construir fundados en la ley, la justicia y el derecho muy claros con la verdad; algo se siente diferente en el Perú a pesar de la corrupción y los políticos insufribles por falta de un liderazgo basado en principios éticos -políticos que construyan políticas de Estado para el bien común y, aun peor si casi todos los partidos son emergentes y extraviados; pero aun así tengo la esperanza que los nuevos actores de la política no están atados al pasado vergonzoso para quienes “Las viejas cortezas no dan pena” siguiendo a A. de Saint-Exupéry en El Principito; partiendo no de lo viejo que enseña e ilustra abriendo camino como la semilla que fecundará un árbol, sino de aquellos que envejecieron sin repararlo; creo que en política nada es absoluto “todas tienen un rango de valides fuera del cual se vuelven inútiles” –Hacyan Shahen- El descubrimiento del universo-, son válidos los principios de la ciencia aplicados en política; por lo cual, tengo la esperanza de que la nueva forma de pensar el Perú sepultará la irresponsable conducta de quienes pretenden dirigir los destinos del país ignorándola. Tengo la esperanza de un gran futuro a la que tenemos que estar muy atentos y severos en su construcción.
Evidente,mucho q cambiar en ntra sociedad, el desfile de juicios presidenciales,q nos ponen como una sociedad dueña de un sistema judicial convenientemente punitivo para encarcelar presidentes,alcaldes, hemos visto asimismo los casos Odebrech ,lava Jato , y lo más reciente el ver apabullante a la candidata presidencial ,hija de un presidente encarcelado, que uso su apellido como estandarte ,arrastrando a Miles en una votación muy reñida, y de gran mayoría congresal .
por cierto la presencia de los valerosos fiscalesy y algunos jueces que mueven la conçiencia moral de un pueblo vapuleado y humillado con el robo descarado de sus autoridades politicas, imponiendo ,con sus corrupciónes,una moral laxa, permisiva,que señala y castiga o exige sanción;
autoridades políticas y de otros tipos que no interiorizan el enorme valor de lo correcto ,de la verdad y de cuánto bien o cuánto daño pueden hacer sobre una sociedad de poca confianza , pocos líderes, , siendo q la masa social o gran parte de ellos,los mira y sucumbe ante el facilismo de una dádiva,sea la q fuere en dónde juega un gran papel tbn la pobreza y la ignorancia.
Son años de ver éstas escenas de malos ejemplos sociales,normas que
favorece el delito y la impunidad , q hace o tergiversa en muchos el verdadero valor de lo correcto.
Nuestra sociedad está corrompida por años y lo está de arriba a abajo, dejándonos una penosa sensación de desesperanza a futuro ,
Pero tbn existe un gran bastión ,la reserva moral del país,jóvenes y mayores profesionales o no pero que son incorruptibles y que siéndolo tienen la gran oportunidad de arrinconar o marginalizar la corrupción y hacer de la sociedad peruana una mejor sociedad con posibilidades de seguir mejorando aún en su multidiversidad.