Año nuevo, campaña vieja
Empieza el año con las tres últimas semanas de campaña parlamentaria y las noticias sobresalientes sobre ésta no pueden ser más desalentadoras. En el furor estadístico discutimos los porcentajes de candidatos sentenciados ya sea en la vía civil o en la penal. Tenemos números de excluidos, números de investigados por contraloría, números para aquellos que ya fueron autoridad. Números para comparar partido contra partido y poder concluir cuál es él que tiene menos delincuentes, menos omisos a obligaciones familiares o menos ladrones en la gestión pública. Porque no hay lista de 130 candidatos que se salve.
Con esa información, ¿entre qué vamos a elegir? ¿Entre don malo, don peor y doña pésima? Los optimistas dicen que hay que tener paciencia, que falta que los partidos anuncien sus agendas parlamentarias. Hasta ahora solo lo ha hecho el Partido Morado. APP y PPC lo anuncian para esta semana. Pero, si tuviéramos partidos de verdad esas agendas, en sus ejes centrales, serían líneas de acción permanentes. ¡Para eso se crean los partidos! Para luchar por una causa o varias causas que unen a una colectividad. Sin embargo, en una democracia sin partidos, importa más el individuo que la acción colectiva. De ahí la imposibilidad de construir consensos mínimos internos y, valgan verdades, el poco interés del público en reclamarlos.
La publicidad en redes de los candidatos no puede ser peor. Cuando uno, con dotes de salsero y harta calle promete atrapar ladrones (un problema al que es sensible el electorado), ¿a qué postula? ¿Querrá ser oficial de las fuerzas policiales o Ministro del Interior? Porque el congresista, que yo sepa, no atrapa ni moscas. Cuando otro, más sabiondo, dice que reconoce que no puede ofrecer obra pública pero que, si puede “gestionarla”, ¿postula a emular a Luciana León y tantos otros “gestores” que no son más que traficantes de intereses? ¡No saben ni de qué se trata el cargo!
Las apariciones de los ya conocidos políticos que van a la reelección se han sexualizado a tal punto que creo que no pueden estar dentro del horario de protección al menor. Los candidatos que dicen ser “pro familia” solo hablan de niños y sexo, proyectando más sus perversiones que sus supuestos temores. Un verdadero asco. A este paso, la publicidad negativa (algunas piezas prohibidas ya por la ONPE) se ésta convirtiendo en la basura de mejor calidad de la campaña. Es tan grotesco comparar a Abimael Guzmán con Vizcarra que al menos pueden reírse un poco.
Sin embargo, estamos condenados a ser libres. Tenemos que elegir y tenemos que hacer la tarea. Votar nulo, blanco o no ir a votar, en esta particular elección, es una pésima idea. Hacerlo solo favorece a partidos que estando al límite, van a pasar la valla porque el porcentaje de 5% para lograr al menos un congresista se aplica al número de votos recibidos por los partidos, restando ausentes, nulos y blancos. No lo hagan. Ni como voto de protesta.
Tenemos tres semanas para exigir, tres semanas para leer, comparar, escuchar y decidir. No espere a la cola el domingo 26. Es verdad que a estos habrá que soportarlos año y medio, pero el daño que pueden hacer sigue siendo inmenso. También, pueden hacer mucho bien, si escogemos lo mejor. No hay mucho, por eso hay que buscar.
Columna publicada el domingo 5 de enero del 2020 en el diario La República
Eso pasa cuando los partidos eligen a los candidatos por invitación y lamentablemente en mi querido Perú se comenta que esas invitaciones son a cambio de ciertas sumas de dinero. Los actuales partidos políticos del Perú, me recuerdan al sistema de recojo de residuos del mismo, solo se encargan de acopiar basura y mas basura ( en especial fp y sn) sin motivar el reciclaje (renovación con intensión de mejorar) y el uso de rellenos sanitarios (donde se entierra toda la mierda y se olvida de ella).
Saludos RMP
Espero un día ver a mi Perú libre de populismo y sensacionalismo.
Pareciera que a algunos ciudadanos les pesa leer o informarse, ojala votemos por alguien que haga minimamente las cosas bien.