Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

12 agosto, 2019

La decisión de Keiko Fujimori

La derrota de la defensa de Keiko Fujimori en la Corte Suprema es un golpe duro de asimilar para ella. En una justicia tan impredecible como la peruana pocos se atrevían a afirmar que la corte fallaría de forma unánime contra la excarcelación inmediata. De lo que sabemos hoy, ninguno de los 5 vocales creyó que la prisión preventiva de Fujimori se hubiera impuesto de forma arbitraria sin respetar el debido proceso. La discordia se produce porque 2 vocales consideran que Fujimori debe quedarse 36 meses en prisión y 3 vocales sostienen que 18 meses son suficientes para garantizar la actividad probatoria de la fiscalía. Se necesitan 4 votos para formar resolución. Se llamará a otro vocal, uno por uno, hasta que se formen 4 votos en algún sentido. Esto puede tardar meses.

En este contexto la defensa de Fujimori tiene como último auxilio el habeas corpus interpuesto ante el Tribunal Constitucional. En esta instancia podría tener la misma suerte de Ollanta Humala y su esposa. Pero hay un problema. La Corte Suprema ni siquiera quiso admitir la casación de los Humala. Lo que fue una manifiesta arbitrariedad resulto una ventaja para ellos. Porque una cosa es enmendarle la plana a un juez de investigación preparatoria y a una sala superior y otra, muy diferente, fundamentar un habeas corpus en contra de la opinión de 5 supremos. No digo que no sea posible, pero es mucho más difícil hacerlo. Si la Suprema hubiera quedado 3 a 2 por la excarcelación, habría alguna señal de detención arbitraria. Pero no la hay.

La fiscalía ha sido eficaz en probar actos de amedrentamiento a testigos del pitufeo, cosa que no existía en el caso de los Humala. Tener un partido que ha desplegado acción y una corte de ayayeros ha sido la desgracia de Fujimori. Se les dijo muchas veces y no entendieron que por el camino de la presión política (desde tener “sus” fiscales supremos protegidos hasta el hampa troll) sólo iban a lograr más carcelería para su líder. No entendieron. Sus actos sólo prueban que pueden usar el poder político para obstruir la investigación y esa es, exactamente, la razón por la que Fujimori permanece presa.

¿Entenderán hoy? El caso de Fujimori y sus coprocesados puede salvarse en un futuro juicio por lavado, pero tal vez no, a estas alturas, por obstrucción de la justicia. ¿No es hora de cambiar de estrategia? Por eso, la reforma constitucional para adelantar elecciones les cae del cielo. Para el 2021, Fujimori puede tener ya una sentencia de primera instancia. Si el Congreso vota en esta segunda legislatura la reforma constitucional que impide a condenados presentarse, puede que ya no pueda postular.  Pero, ¿para abril del 2020? Imposible que este sentenciada. Es ahora o nunca.

Hoy la ley permite postular a Presidencia y al Congreso de forma simultánea. Fujimori, en caída electoral, aún preserva una bolsa de votos que le pueden permitir pasar la valla y conseguir inmunidad parlamentaria y, por tanto, libertad mientras dure su proceso. Pero si insiste en la senda del “joder por joder” a la que ha sometido al país por 3 años y nos lleva a elecciones el 2021 (con un Presidente que ya no quiere estar) no creo que le alcancen los votos siquiera para salvar la inscripción. De ella depende.

Columna publicada el domingo 11 de agosto del año 2019 en el diario La República

 

 

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