Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

2 junio, 2016

Lo mejor y lo peor de las personas

Me gustan las campañas políticas nacionales. Parece que a muy pocos más. Es como el gusto por las Olimpiadas o el Mundial de Futbol. No tenemos esto todos los años y a quien gusta observar el fenómeno político y a sus jugadores, esta época loca entretiene, agota, divierte, emociona, enfurece y hasta hace reír. Por cierto, ya son cinco campañas peruanas cubiertas y he aprendido a tomar precauciones para evitar diálogos improductivos y esquivar la lluvia de insultos al mensajero que acompaña el proceso.

He escrito aquí que las campañas sacan lo mejor y lo peor de las personas. Ponen a prueba los nervios, el temple, el sentido de justicia y lo valores de cada uno. Expone a los apáticos, a los apasionados, a los desinteresados y a los que consumen solo política a confrontarse consigo mismo y con su entorno con resultados de todo tipo. Desde el sujeto de lenguaje soez y violento hasta el que todavía no sabe que hay elecciones este domingo.

Tengo una primera evaluación sobre «lo mejor y lo peor» visto desde el factor sorpresa. Nunca me imagine ver o escuchar cosas en esta campaña como las que están sucediendo al cierre de esta. Voy sólo con dos ejemplos:

1) Jurado Nacional de Elecciones: Los cinco vocales del Jurado han sido una de las peores sorpresas. Una institución que tardó años en recomponer su prestigio termina favoreciendo a la candidata Fujimori en asuntos grandes y pequeños. Asunto grande es no haberle aplicado la misma sanción que al candidato Acuña, por hacer exactamente lo mismo, o excluir a quien iba segundo en las encuestas, Julio Guzmán para que no sea el contendor en la segunda vuelta. Asuntos pequeños, pero propios de servicios de inteligencia, son los penosos detalles de la organización del debate a cargo – a dedo – del que fuera camarógrafo del SIN en tiempos de Montesinos, cuando Fujimori vivía con su familia en esas instalaciones militares. Los incidentes en el último debate como la toma abierta quince minutos antes de empezar para mostrar que Fujimori si estaba ahí mientras que su contendor no, o el truco del himno nacional (que no se cantó en Piura) para tratar de probar que PPK no sabía la letra de la nueva estrofa (yo todavía no la cantó de corrido) son pequeños detalles, pero que adecuadamente dosificadas benefician a una sola candidata. Se especula si Keiko Fujimori tuvo o no un audífono, lo cual no estaba permitido. ¿Qué ha hecho el jurado con el escandalo de Climper? Nada. Y nada hará porque si sale de campaña, se cae la elección.

2) Verónica Mendoza:  Ella ha sido una de las mas gratas sorpresas. Representando a una izquierda que no deslinda con Fidel Castro, con Hugo Chávez o con su desastroso sucesor, se podría haber  esperado una  ausencia de interés democrático. Total, visto desde un punto de vista radical, como lo sostiene el Movadef, lo que mas conviene a la izquierda es votar en blanco, o por Fujimori, digamos «para agudizar las contradicciones» en lenguaje senderista. Es decir, crear un clima de frustración permanente con la democracia que lleve al desafecto popular por ella y asi entrar a un ciclo de represión/revolución.  Sin embargo Mendoza, poniendo con mucha valentía la cara por una izquierda democrática, ha deslindado con el radicalismo y ha optado por la defensa de la democracia. Al principio, claro, con muchas reservas como es natural, con un cantidato que esta en las antípodas económicas de su programa, pero en la última semana haciendo abierta y valiente campaña a favor de PPK. Sus mensajes en quechua – su lengua materna como el francés – explican al mundo rural andino las razones de este apoyo meramente estratégico. Entre un gobierno de derecha autoritario y uno democrático, ella ve mas garantías en el segundo y pide el voto por éste.

Dicho sea al cierre, los psicosociales con pintas de Sendero en Ayacucho ya no asustan a nadie pero tienen, lamentablemente, a periodistas funcionales a la campaña de Fujimori, interesada en levantar, por enémisa vez, el cuco del terrorismo que a estas alturas esta bien muerto y para siempre, felizmente. Sería bueno que de una vez por todas estos periodistas comiencen a pensar un poco más antes de hacer el ríduculo en público. Se nota y se ve feo.

Ilustración: Guillermo Figueroa

 

 

 

 

 

 

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