Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

23 mayo, 2016

Keiko ganó el debate, ¿ganará la elección?

Foto Perú 21

PPK fue acorralado una y otra vez, sin respuesta, sin contra ataque, sin agilidad. Keiko Fujimori se llevó el debate por delante, sin duda.

PPK cometió el error de creer en las reglas del juego:

a) Que sólo se tocarían los temas pactados.

b) Que no habrían ataques personales.

c) Que pudiendo ser él, casi de la edad del padre de Fujimori, habría cierto respeto mutuo. Del mismo modo, a ella, por ser mujer y menor no podría vapulearla sin quedar como un abusivo.

Las tres cosas fueron sistemáticamente incumplidas por Fujimori. Anoche la candidata dijo, por poner solo un ejemplo, que PPK le regaló el Lote 56 (Gas de Camisea) a su «amigo » Hunt. Esa es una acusación gravísima que no tuvo ninguna respuesta. Pero dijo muchas cosas mas. Falsas y con nombre propio contra Mercedes Araoz, Martín Vizcarra, y hasta contra Guido Lombardi. Ataques duros, concretos y efectivos. Metió el tema de seguridad, cuando no correspondía, y le recordó a PPK su apoyo en el 2011 con una ingratitud criollaza. «Cómo has cambiado pelona» fue el argumento que le espetó en la cara. Fue artillería pesada. Cuchillo grande. Una máquina de demolición a punta de mentiras. Pero, así se gana en un debate político.

¿Y que hizo PPK? Nada. Seguir hablando de sus propuestas como si fuera el debate técnico de la semana anterior. A veces, una respuesta tímida como la reiterada mentira sobre un pacto con Nelson Palomino. Pero la mayoría de ataques, ni los contestó. Y lo que queda en el aire, aunque sea falso, queda como verdad. Eso es, políticamente, un suicidio en vivo.

¿Uso PPK su tiempo para presentar algún ataque propio contra Fujimori? Si. Intentó, durante todo el debate, asociar a Fujmori con el narcotráfico. Pero solo hacia la mitad final del debate logró ponerle cara a Joaquín Ramírez. La oportunidad solo fue aprovechada al final.  Muy tarde y muy poco.

El eje político del discurso de Fujimori fue que «PPK no conoce el Perú». Viaja en campaña, no va a los pueblos, su plan es de escritorio. en el fondo «un hombre que no vive en el Perú».  PPK pudo usar una batería de municiones para destruir este argumento, pero lo hizo tarde y mal. Uso algunos brochazos de su biografía personal, que es sustanciosa y positiva, pero no acuso a su contrincante por no exhibir los mismos méritos. Otra oportunidad perdida. Pudo decirle tantas cosas y con mucha facilidad, pero no lo hizo.

Sin embargo, y a pesar de ser la ganadora del debate, Fujimori mostro, por fin, una nueva cara, que sospecho es la verdadera. Cachacienta, mentirosa, mandona. Se acabo el hablar pausado y la contención. Enterró a la «Keiko buena gente» modosita, buena niña,  de la primera vuelta – y de toda su vida política anterior –  e irrumpió esta otra.  Inmisericorde con el enemigo, dispuesta a todo para ganar, ágil como un tigre liberado de una largo cautiverio. Era impresionante ver gestos desconocidos, como esa mueca de sonrisa de medio lado, con los labios apretados, criollaza ella, pendejísima, para usar un termino mas preciso

Ella ganó el debate. Pero esta nueva Fujimori, ¿ganarás las elecciones? Probablemente, si. 5 puntos arriba en la encuesta de IPSOS debe sentirse hoy doblemente ganadora. La denuncia contra su secretario general, ha sido bien rechazada como «guerra sucia» y, parece, ha ganado el argumento. Con las que vengan, podrá hacer lo mismo. Los vínculos ciertos o no de Fujimori con dinero lavado o del narcotráfico, no tendrán importancia. Podra mentir, todo lo que quiera en el próximo debate, con la misma cara inmutable con la que su padre decía «no schock» en 1990. Ya tiene, o creer tener, la elección en el bolsillo.

Sin embargo, de una cosa estoy segura. Si Fujimori puede mentir como lo ha hecho en el primer debate, es capaz de cualquier cosa. Si gana, que es lo mas probable, no sólo sacará a su padre de la cárcel. Habrán venganzas y ajustes de cuentas. La primera, una ley contra la concentración de medios que todos aplaudiremos, después de esta campaña. La segunda, una persecución contra organizaciones de derechos humanos y contra quienes – en distintos papeles de la función pública – ayudaron a juzgar a su padre. Desde jueces, fiscales, procuradores hasta periodistas, políticos y activistas de derechos humanos. Y la tercera, un despliegue de gasto público para comprar silencios y pagar favores como no se ha visto desde la década del noventa.

Todo no esta consumado dos semanas antes en una elección peruana, pero estamos muy cerca de ese día. Es mejor tenerlo claro desde el principio. PPK no se va a convertir en otra persona en una semana. Eso, es imposible.

 

 

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