Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

3 diciembre, 2015

No me gusta y si me gusta: Keiko Fujimori

Foto Perú 21

Vamos a pensar en los cinco candidatos punteros. Esta es una serie que empieza hoy y termina con las presentaciones de la CADE.

¿Qué me gusta y qué no me gusta de ellos? ¿Pueden cambiarse las percepciones a lo largo de la campaña? Siempre es posible, pero esto es lo que veo hoy.

No me gusta

a) No me gusta su frialdad. No es cálida, al menos en público. Sus respuestas siempre parecen aprendidas, calculadas, ensayadas. Me molesta esa falta de espontaneidad porque creo que oculta algo. Transmite una cultura de secreto, de misterio, de falta de transparencia, que es herencia del gobierno de su padre.

b) No me gusta que diga que tiene una relación cordial con su padre preso, y luego reconoce que lo visita cada 15 días y sólo si es que puede. Perdón, pero ¿qué hija hace eso? Esa relación no es clara. Ella quiere afirmarse como la única líder del fujimorismo pero al mismo tiempo no puede salir de la sombra del padre preso, que ella cree inocente y que indultará el primer día de su mandato, sin lugar a dudas. Quienes voten por ella tienen que tenerlo claro, pantomimas aparte. Ella no cree en los delitos de su padre, sólo en los de Vladimiro Montesinos y otros. Y esa es una posición que en un debate no resiste análisis.

c)  No me gusta que nunca en su vida haya trabajado en el sector privado ni haya dado trabajo a nadie. Su experiencia como congresista es mínima porque dedicó su tiempo a estudiar su maestría y falto 500 días al Congreso.

d) No me gusta que sus mensajes no sean sus mensajes. Yo no creo que valore el trabajo de la CVR, ni que se solidarice con las mujeres esterilizadas, ni que promueva la defensa patrimonial de los homosexuales. Esas son las respuestas «correctas» pero todavía no me convence de que sean suyas. Tampoco creo que la heredera de quien ella proclama el salvador de la economía peruana y que privatizo – felizmente – cientos de empresas públicas, diga ahora que ella cree en Petro Perú y en un concepto tan anacrónico, como velasquista, llamado «empresa estratégica». Ese viraje a la izquierda, en un país con un 30% que vota tradicionalmente a izquierda, no puede sino carecer de credibilidad entre lo dicho y lo hecho.

e) No me gusta que un caudillo surja por razones hereditarias y no por méritos propios. Pero si es así, tiene que asumir todo el régimen de su padre. Lo bueno y lo malo. Y eso malo es lo que condenó no sólo a su padre, sino a cientos de personas que se vieron involucradas en toda clase de delitos contra la administración pública. Esa herencia corrupta debería motivarla a presentar planes e iniciativas, en primer término, contra este flagelo. No lo ha hecho porque parece importarle poco, sólida con 35% de intención de voto, en votantes que tampoco tienen mayor interés en el tema y que asumen que todos van a robar, en la peor crisis moral que enfrenta la política en el Perú.

f) No me gusta que no pueda explicar de que vive. Vivió en la casa de su tía prófuga en Japón por años. ¿Por qué? ¿Gratis? Su marido dice que gano más de 800,000 anuales en su negocio de corretaje. Eso representa muy buenas comisiones y muchas ventas. ¿Sunat lo ha verificado? Deja muchas dudas y es posible, como sucedió, con los Humala, que dinero del partido se use en su vida personal. No es delito, aunque sea ilícito, pero de nuevo, el misterio.

j) No me gusta que no responda de manera directa, preguntas directas. ¿Qué piensa de la reelección presidencial? ¿Cree que a pesar de su inocencia personal ella y sus hermanos se beneficiaron de bienes y dinero del Estado? ¿De dónde cree que su padre sacó 15 millones de dólares para reponer los que le dio a Montesinos? ¿Abandono a su madre o fue una situación demasiado difícil el elegir? No da entrevistas en situaciones de riesgo, por lo que las respuestas a estas y otras preguntas siempre estarán pendientes.

k) No me gusta que se rodee del dueño de Alas Peruanas, que es, en las sombras, lo mismo que Acuña, pero con una Universidad de peor calidad. Tampoco que no exista democracia interna en su partido y que con la amenaza de la confección de la lista parlamentaria tenga de rodillas a su bancada. Una cosa es liderazgo, otra autoritarismo y parece que no conoce la diferencia.

l) No me gusta – y eso lo comparte con otros candidatos – que sus propuestas diferenciadoras sean tan irrelevantes que a estas alturas nadie las conozca. Se le presume partidaria de una mezcla de libre mercado y populismo (más de lo mismo) pero con mayores acentos clientelistas como su padre. Tal vez.

Me gusta:

a) Me gusta que ha hecho trabajo político en los últimos 5 años y que, a diferencia de su padre, cree que su partido «Fuerza Popular» debe ser consolidado y tener permanencia en el tiempo como su base de poder. No postula una alianza con las fuerzas armadas y movimientos electorales cambiantes para cada elección. Al contrario. Ha caminado todo el país montando bases de apoyo y seleccionando personalmente Comités, y sobretodo oyendo a la gente. Si ha recogido bien o mal ese sentir popular se verá en las plazas en campaña.

b) Me gusta que sea mujer, joven y madre de familia, tres condiciones sub representadas en la política peruana a pesar de cuotas y discursos igualitarios.

c) Me gusta que este convocando gente nueva, que rompe con el pasado de su padre. Sin embargo, caben profundas dudas sobre si esto es para la foto o será cierto en un gobierno fujimorista, que puede ser – dependerá de ella- el tercero o el primero.

 

 

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