Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

29 octubre, 2015

¿Qué es lo que no quiere que escuchemos Alan García?

El Congresistas Javier Velásquez Quesquén no es cualquier congresista. Ha sido Presidente del Congreso y Presidente del Consejo de Ministros durante el último quinquenio aprista en el poder. Congresista desde 1995 tiene una experiencia parlamentaria y política que, pese a que la bancada aprista tiene hoy sólo cuatro compañeros,  conjuntamente con Mauricio Mulder la hacen sonar como si fuera de 30. No es una exageración.

Como todos los compañeros apristas que he entrevistado, sobretodo en los últimos años, tiene solvencia jurídica, conoce sus materias, sabe avanzar y retroceder para ganar un debate y, lo mas importante, no te falla. Aunque muchos se pregunten porque él y Mauricio Mulder aparecen tanto en radio y televisión pensando que hay un favoritismo hacia los dos, yo diría que los productores y directores saben que jamás dejan colgado un programa y que si no llegan es porque algo grave ha pasado y siempre están dispuestos a reprogramar. Esa confianza es vital para los programas en vivo. Por eso, a diferencia de otros, siempre se les invita.

Eso me gusta mucho de todos los políticos apristas. Lo profesionales que son.  Se toman en serio su trabajo. Y no sólo los que están en el Congreso. Entrevistar a Omar Quesada o a Enrique Cornejo, que demostró el mejor conocimiento técnico en las últimas elecciones municipales, siempre es un reto agradable. Llegan puntuales, están preparados y se debate – en la discrepancia o en la concordancia – con altura y solvencia. Debo agregar que fuera del aire, son personas siempre educadas y amables y en lo personal, tengo por algunos de ellos una gran gratitud. Me ayudaron en silencio en momentos muy difíciles. Ahora, que estoy alejada de la entrevista política, los extraño y supongo que muchos de ellos a mi también.

¿A cuento de qué viene esta digresión? A que, a diferencia de lo que algunos lectores creen, no hay en mi ningún sentimiento antiaprista. No es la institución la que me genera desagrado, asombro o indignación. Son algunos de sus lideres como Alan García o Jorge del Castillo los que, organizando persecuciones contra varios periodistas, se han ganado a pulso ese sentimiento. Pero además, viendo muchas de las políticas públicas de las que han sido directamente responsables o las cuchipandas en las que están unidos desde los ochenta, el asunto ya no es sólo gremial. Los conozco, conozco el  modus operandi y sé qué se traen detrás.

Por eso, no puedo creer que  Javier Velásquez Quesquén presente un proyecto de ley para penalizar la difusión de audios en medios de comunicación.  Quiero creer que no le ha quedado, sólo por pura disciplina, otro camino.

Se entendía que Javier Bedoya presentará proyecto similar cuando se difundió el famoso «Potoaudio» donde Lourdes Flores, en una conversación privada con su amigo Xavier Barrón, estallaba en cólera por el resultado de la encuesta de Apoyo. Proyecto que además, no prosperó. Se entendía digo, porque la difusión de ese audio si tiene problemas éticos. Esta en el limite de lo no publicable.

Pero, ¿ahora?. ¿Qué hechos motivan a Velásquez? ¿La difusión de las conversaciones de un procesado por narcotráfico como Gerald Oropeza? Puede ser, pero parece poca cosa para aventurarse a un debate en el que puede salir muy quemado.

Para ilustración del lector, grabar conversaciones privadas es delito, salvo que sean las de uno mismo. Las penas no son altas pero si se aplican. Ustedes recuerdan bien a lo marinos en retiro Ponce Feijoo y Tomasio ( con un total de 6 personas de la empresa Business Track) que sufrieron condena y carcelería por grabar las sabrosas conversas entre Alberto Quimper y Rómulo León Alegría.

Lo que no es delito es difundir las conversaciones. Bueno, por ahora. El proyecto de ley de Javier Velásquez Quesquén, de aprobarse, nos prohibiría, durante estas elecciones escuchar audios en donde se estén cometiendo delitos o actos preparatorios para cometerlos. Es decir, de recibirlos, un medio de comunicación tendría que entregarlos a la fiscalía y fin del asunto.

Raro ¿no? ¿Qué cosa puede haber grabada que Alan García no quiere que se difunda? Porque no puede haber otra razón para que un congresista tan correcto y políticamente tan astuto promueva una «ley mordaza» al iniciarse un proceso electoral. Eso, perjudica su propia campaña y él lo sabe.

Al final del día, retiro el proyecto por falta de apoyo de otras bancadas. Pero la duda ya esta sembrada y el daño hecho. ¿Qué audios vienen?

 

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