Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

19 abril, 2016

¿Muertos o heridos? El caso del Apra

Foto: La República

Terminada la primera vuelta electoral 2016 vale la pena hacer un balance de aquellos a los que este proceso no favoreció. No se trata de humillar al vencido, si no, por el contrario, establecer si se están cerrando algunos ciclos políticos personales para dar paso a otros liderazgos. Si, tal vez, ciertas ideologías populares en el siglo XX no lo son más y su sustento político ha desaparecido o no puede reinventarse en el siglo XXI.

El PAP (Partido Aprista Peruano) ha sufrido una derrota contundente. Si bien han logrado pasar la valla electoral, su lista parlamentaria ha sacado 5 curules, solo uno más de los que tiene actualmente. Pero lo más grave es que su candidato presidencial, Alan García, ha sacado menos votos que su lista parlamentaria. ¿Qué pasó?

El liderazgo de García en el último quinquenio fue sobrestimado por él mismo, su partido y la academia. El político formidable, el joven Presidente que hizo añicos  el país en el periodo 1985 -1990, el asilado de 1992 al 2000, el candidato en el 2001 que pasa a la segunda vuelta, y finalmente, aquel que es elegido Presidente el 2006, ya no es el mismo. No supo leer que las razones que lo llevaron a la Presidencia en dos oportunidades eran irrepetibles y que si el pueblo le perdono una, no le iba a perdonar dos.

García logró adueñarse del pánico de millones de peruanos el 2006 asociando con eficacia (con la ayuda de la conducta errática del propio candidato Humala) a su contrincante con el chavismo autocrático y socialista.  Sacó de carrera a Lourdes Flores, en la peor campaña sucia que una mujer política ha recibido, y luego se enfrentó, solo, al mounstruo que él mismo había creado. Ganó. Era imposible que hiciera un gobierno peor que el primero, así que amparado en una economía en bonanza por un buen manejo fiscal que venía del 2001 y el boom de los precios de los minerales, creyó que todo era obra suya y que los peruanos, agradecidos, votarían por siempre por él y solo por él. Se equivocó.

García confundió miedo con lealtad y basó su liderazgo en el maltrato. No sólo a terceras personas que se interpusieron en su camino, desde periodistas hasta el actual Presidente y su esposa, sino a sus propios compañeros y hasta a su propia esposa en cadena nacional. Se creyó tan poderoso que se convirtió en Supremo Juez y le cambio la condena a un tercio de los sentenciados del país. ¿Cómo no recordar la prepotencia con que actuó en Bagua? El problema de García, además, es que nunca entendió que  millones de personas «tuvieron que votar» por él,  lo que es muy diferente a «desearon votar por él». Todos conocemos la larga lista de delitos imputados en su primer gobierno, la impunidad, el tren de vida en Paris – que no corresponde a un pobre político asilado – y sin embargo, mas de medio país  voto por él porque lo necesitaban. No porque lo querían. El nunca lo aceptó cabalmente.

El pueblo puede pasar por alto, pero no olvida nada. El recordatorio corrió en esta elección a cargo de Fernando Olivera, a quien se le puede criticar muchas cosas pero no su capacidad de síntesis en el debate presidencial. Olivera le recordó a García que no se puede ser impune a perpetuidad, que algún precio hay que pagar y que esta elección era parte del cobro.

Pero no es que García no peleara. Sacó todos los conejos del sombrero, político al fin, para intentar ganar. El fenómeno de Acuña primero, y Guzmán después, fue combatido en ambos casos con acusaciones de ser, ambos en su momento, los candidatos de Palacio. Una acusación supuestamente demoledora, dado el tenaz trabajo de García en desprestigiar a la esposa del Presidente, cosa que ha logrado con cuatro años de insultos y apoyo descarado de medios. Pero esta vez, no le resultó. Acuña se cayó solo, por sus plagios, pero Guzmán iba segundo. Entonces, promovió con entusiasmo las exclusiones arbitrarias ejecutadas por el JNE  – violatorias del Pacto de San José – de Guzmán y Acuña, con la idea de que así se enfrentaría a PPK y pasaría a la segunda vuelta con Fujimori. El tiro le salió por la culta. Barnechea y Mendoza le pasaron por encima por obvias razones. Y Fujimori, también arbitrariamente, no tuvo la misma sanción que Acuña. El JNE ya no podía ir tan lejos y demostró lo arbitrario de su conducta.

La sociedad con el PPC ayudó al Apra a tener una mejor votación parlamentaria, pero al PPC no lo ayudó en nada, como veremos en otra entrega. ¿Fue García una locomotora para su lista al Congreso? Lo dudo. Sin candidato presidencial, el 2011, sacaron casi el mismo número de curules. Los votos del PPC los ayudaron a obtener, para si mismos, uno más. Y eso fue todo.

Como era de esperarse, terminada la campaña, García renunció a la Presidencia del partido y anunció que se dedicará a la formación de cuadro políticos. Esta semana, la dirigencia entera del PAP – severamente cuestionada internamente- también renunció.

¿Cuál es el futuro político de García? Considerado un muerto político en los noventas, su resurrección  el 2001 y su triunfo el 2006 llevó a creer a todos que «en política no existen cadáveres». Puede ser. Pero así como nadie se muere en la víspera, tampoco se ha oído  que se pueda resucitar dos veces.

El 28 de julio se acaba para García la inmunidad del antejuicio que le garantiza la Constitución por 5 años a los ex Presidentes. Vuelve a se juzgado como cualquier civil. En simultaneo,  «Lavo Jato» comienza a mirar al Perú y Marcelo Odebrecht, sentenciado a mas de 19 años busca bajar su condena confesando información desconocida hasta hoy. Tal vez, se abra, por fin, un capitulo judicial para García del que no pueda escapar esta vez.

¿Y el Apra? ¿Nunca muere? Si sobrevivió a Haya de la Torre, puede sobrevivir a García. Sin embargo, al igual que a la muerte de Haya, las luchas fratricidas pueden terminar acabando con lo que queda del partido mas antiguo del Perú. Las cosas que se hacen entre ellos – y de las que he sido testigo – sólo hacen temer por lo que serían capaces de hacerle a ajenos. Y hay que considerar que, a diferencia de Haya, García esta vivo y no querra perder todo el poder real.

A pesar de todo,  espero que estén solo heridos y que sus heridas sanen con la separación de García y el surgimiento de otros liderazgos. Conozco a estupendos apristas a los que debo su apoyo en circunstancias muy difíciles, Eso, tampoco se olvida.  A pesar de todos sus errores, la democracia necesita de partidos políticos y esté  – se suponía – era el más organizado de todos. Tiene cinco años para renovarse y limpiar lo que haya que limipiar.

 

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