Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

2 Octubre, 2021

¿Quién eres Pedro Castillo?

“No soy comunista”. “No soy chavista”. “No soy terrorista”. Estas frases volvieron a escucharse en boca presidencial en la gira a México y Estados Unidos. “No le quitaremos su propiedad a nadie”, “sin inversión no hay desarrollo”, “ofrecemos seguridad jurídica” fueron otras de las frases que disparó en la reunión con la Cámara de Comercio en Washington ante inversionistas que ya tienen intereses en el Perú. Fue casi un ruego a la inversión privada que se resume en “confíen en mi gobierno”.

Mientras tanto, desde Lima, Guido Bellido, comunista, marxista, leninista, mariateguista, fundador del partido de gobierno Perú Libre (que en su ideario se define comunista y todo lo anterior) y, presidente del Consejo de ministros, lanzaba su infame tuit en el que no solo le mostraba la salida de palacio al Canciller “y su adjunto”. También revelaba una reunión, no pactada, impuesta a trompicones por Maduro, con el único objeto de hacerla pública en Caracas. Bellido, el hombre de Cerrón, tenía que imponer su agenda chavista al presidente que afirmaba no serlo durante una gira internacional. He visto a ministros salir volando por mucho menos. ¿Qué ha hecho Castillo? El portal Sudaca, según sus fuentes en palacio, aseguró que el presidente no hará ningún cambio y que buscará rendir homenaje al golpe de Estado de 1968, que impuso una dictadura militar, el próximo 3 de octubre.

¿Quién es Pedro Castillo? Si no es comunista, ¿En qué cree el viejo militante de Perú Posible? ¿Es social demócrata? ¿Es social cristiano? ¿Un pragmático populista, más oportunista que cualquier otra cosa?  Sea cual sea la respuesta, ¿cómo puede sostener ministros que son absolutamente adversos a su discurso internacional? Solo he tenido oportunidad de hacerle una entrevista en enero de este año, pero en ese entones no usaba sombrero y tampoco me quedó claro qué era o qué quería ser, salvo candidato a presidente. Hay algunas etiquetas: maestro, rural, agricultor. La puesta en escena de sus presentaciones se mueve en esos ejes determinados por un marketing político que lo asocia a la pureza de la naturaleza, a la lejanía de los vicios de la gran ciudad y a la simpleza crédula de los niños. ¿Funciona? Por los resultados de esta gira, parece que sí. Su presentación en sociedad (aunque el discurso en CELAC fuera inentendible) logró los objetivos planteados por una Cancillería muy profesional que se dio el lujo de meter hasta la violencia de género como parte del discurso presidencial.

Algunas personas que han logrado hablar con él resaltan varias cosas. La primera, tiene un trato amable y humilde. Escucha mucho y habla poco, pero siempre da la impresión de estar dándote la razón. El problema es que la misma impresión se la llevan todos los antagonistas en una misma materia. Todos creen que Castillo va a decidir por ellos y Castillo nunca decide. Lo segundo, guarda algunos rencores y algunos, grandes, temores. Conocerlos es clave para que él defina cualquier cosa. La salida de Béjar, por ejemplo, da cuenta del temor reverencial a las Fuerzas Armadas. Con la prensa hay una mezcla de rencor y temor, como suele ser usual en todos los políticos. Lo tercero, es que hay consenso en que no tiene ninguna preparación para el cargo y muy pocos en quien confiar, la mayoría de los cuales (con notables excepciones) tampoco tienen ninguna preparación para el cargo. Esta combinación, suele ser letal para la supervivencia de una presidencia.

Un presidente de este carácter suele atraer a todas las garrapatas del país. No es su culpa, pero así es la naturaleza humana. Castillo es un hombre, hasta ahora, fácil de manipular. ¿Cuál es el truco?  Lo importante es tener acceso, cerrarlo a otros competidores, agitar sus rencores y ser el último en hablarle. Lamentablemente, eso deja mucho margen de acción a sus nombrados. Sólo en las últimas 48 horas hay dos escándalos gigantescos. En circunstancias normales, el papelón internacional en la FIL de Guadalajara le costaba el puesto al ministro de cultura, fuera quien fuera. De otro lado, botar a 17 gerentes de línea de Petro Perú solo puede ser una llamada de alerta a la Contraloría para prevenir lo que parece inevitable.

Castillo carga sobre sus hombros con los comunistas, los incompetentes y las garrapatas. Declara no ser comunista, presume no ser incompetente y le declara la guerra a la corrupción. Si no se apura en tomar decisiones, los tres grupos se lo van a acabar comiendo. Pero primera tendría que responder esta sencilla pregunta. Si andas con comunistas y no eres comunista, ¿Qué eres?

Columna publicada el 26 de setiembre del año 2021 en el diario La República

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