Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

4 Febrero, 2020

Escoge tus fáciles

¿Qué refleja el conjunto de millones de decisiones individuales?  No hay respuesta definitiva y muchas lecturas, a veces contradictorias. En nuestro auxilio podemos usar algunos números gruesos (redondeando sumas y restas) para entender que fue lo que el electorado quiso el pasado domingo 26.

Hay un grupo de peruanos que, en uso de su libertad, se autoexcluyen de tomar una decisión. No ir a votar tiene una explicación multifactorial todavía no estudiada (¿verano, viajes, mortalidad, trabajo, enfermedad, costo de desplazamiento interno, desinterés?) para esta particular elección. Hay los que votan, pero lo hacen en nulo o en blanco. Así, de un padrón de más de 24 millones de electores, 5 millones no van a votar y 3 lo hacen sin expresar su voluntad. De los 16 millones restantes, unos 5 millones votaron por alguno de los 12 partidos que no pasaron la valla de 5% que quedará en unos 800,000 electores para esta elección. Así, en números gruesos, 11 millones de electores reflejan la voluntad de más de 24 millones de peruanos llamados a votar. ¿Extraña entonces la lejanía que tiene la población respecto de un Congreso que, en su conformación final, no ha sido elegido ni por la mitad de los peruanos?

Estas reglas no son nuevas. En términos porcentuales ni el ausentismo, ni el voto nulo o blanco se han incrementado respecto a elecciones anteriores. Sin embargo, en esta particular elección se registró un fenómeno que se agudiza con el desafecto al Congreso. Una semana antes de votar, la mitad de los encuestados no sabía por quién hacerlo.  Probablemente sabía por quién no votar, pero la oferta no entusiasmaba. Los casos de UPP (fuerte en el sur), Podemos (fuerte en Lima) y Frepap ilustran esas decisiones de última hora. El caso de Frepap, con más de 40% de su votación en Lima (contradiciendo el mito del voto rural) da cuenta de un voto que, instruido en que el nulo favorecía a quien no quería, opto por lo que creyó era el mal menor.

El resultado final, con estas reglas, es un mosaico heterogéneo, pero no tan diverso como es el Perú. La participación de mujeres sigue siendo baja. Se ha roto la hegemonía del partido casi único y, probablemente, pasaran décadas antes de que volvamos a probar de ese veneno. Pero, ¿podrá salir alguna reforma de este sancochado? Podemos Perú tiene un candidato carismático (con muchos problemas judiciales) auspiciado por un dueño de la franquicia que es candidato, pero a prisión preventiva. UPP tiene mayoría antaurista (tres ex convictos son congresistas) pero el dueño de la marca puede tener otros planes. Y el Frepap ha sido incapaz de articular una respuesta colectiva, presentar algún vocero autorizado o fijar posición en algún tema como para poder anticipar cuál será su conducta respecto a algunas reformas. En el resto de las agrupaciones las cosas no andan mucho mejor. Partidos, muy partidos.

Desde su rol neutral (no tener bancada ayuda, sino recuerden a Paniagua) el Ejecutivo puede liderar una agenda de pactos mínimos, si es que sabe exactamente que quiere para estos 18 meses. ¿Cómo hacerlo? Como en un examen muy difícil, seguir el viejo consejo: primero resuelve las fáciles y te quedará tiempo para algunas difíciles. Si empiezas por las difíciles, resolverás muy pocas y ya sin tiempo para las fáciles, saldrás jalado.

¿Cuáles son las fáciles? Para la próxima columna.

Columna publicada el domingo 2 de febrero del 2020 en el diario La República

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