Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

25 Febrero, 2019

Llueve en Curitiba

45 millones por la IRSA sur, 24 millones por el metro de Lima, 4 millones por la Costa Verde Callao, 3 millones por arbitrajes y vamos 76 millones de dólares en coimas sólo en 3 obras públicas y en un lapso que no abarca ni 8 ocho años (2006 -2014).  La semana de declaraciones de la empresa Odebrecht en Brasil abre una puerta a un mundo aún desconocido en todos sus detalles pero que corrobora lo dicho hace dos años por Jorge Barata. Las novedades, sin embargo, han sido muchas más de las que los críticos al convenio de colaboración quieren admitir.

Han sido importantes los detalles sobre la operación de las consorciadas en IRSA sur, la aparición de los testaferros de Odebrecht para circular dinero a los coimeados (liderados por Monteverde y la empresa de fachada Construmaq SA), la revelación del falso contrato de Atala (amigo de Alan García y sin ningún poder de decisión en el Metro de Lima), la corroboración de la farsa de los arbitrajes y, por supuesto, los fondos de campaña. Ahora se conoce que se aportó al PPC el 2010 para la campaña municipal de Lourdes Flores, 200,000 dólares, así como 20,000 anteriores en su campaña el 2006. Aparecen, por primera vez, aportes de campaña a parlamentarios (entre 5,000 y 10,000 dólares) para Hildebrando Tapia y Juan Carlos Eguren.

¿Todo esto era conocido? Algunas materias han sido estudiadas por el periodismo de investigación. IDL Reporteros ha hecho bien su tarea en materia de arbitrajes, testaferros y consorciadas pero toda pieza periodística se topa siempre con los límites que impone el silencio de los culpables. Ese velo se ha roto. Esa es la gran diferencia. Una cosa es saber y otra, muy diferente, poder probar. Hoy la Fiscalía está cargada de material y sólo le falta la pieza clave: Jorge Barata.

¿Pueden estar mintiendo los ex funcionarios de Odebrecht? No les conviene. Tienen mucho que perder. Al único que conocí personalmente hace unos 5 años es a Raymundo Trinidade Serra. Un hombre de modales finos, cordial y con gran conocimiento de la escena política peruana era la cara perfecta para las relaciones públicas de una empresa – ya en ese entonces y aun antes del escándalo –  tremendamente desprestigiada en círculos periodísticos. Me pareció un buen soldado de su corporación, haciendo los esfuerzos necesarios para presentar la mejor imagen de la empresa pese a mis puyas maleducadas y mi cara de “no te creo nada” en un almuerzo con otros periodistas curiosos como yo. Creo que sigue siendo un buen soldado. Si su orden es contarlo todo, pues lo hará.

¿Barata se ha guardado muchas cosas? No cabe duda. Hasta ahora sus declaraciones iniciales solo se han visto ampliadas mas no desautorizadas por ninguno de sus cómplices. Con lo que hay hasta ahora, basta para acusar y lograr las condenas de muchos. Pero, apenas son unos pocos contratos y una sola empresa.  Para lo que ganaron en el Perú, 76 millones de dólares en coimas solo indica lo baratos que son los políticos corruptos en el Perú. Lo que falta por verse es aún abundante y como dijeron muchos esta semana en Curitiba: “Barata sabe”.

Columna publicada en el diario La República el domingo 24 de febrero del 2019

 

 

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