Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

31 Diciembre, 2018

No te vayas 2018

¡Qué mal empezó el 2018! Leo lo que escribí hace un año en esta misma columna y veo como la desazón colectiva por un indulto tramposo, por un Presidente torpe y mentiroso, se reflejaba en esos párrafos desilusionados. Ya se auguraban dos cosas. La primera, que Kuzcynski sería devorado y la segunda que el indulto se anularía por su falsedad humanitaria. El 2018 nos dio ambas. No se necesitaba dotes de adivino.

El 2018 tuvo un calendario predeterminado que sería el gozo de cualquier gobernante. En enero, visita del Papa. En junio y julio, el mundial de futbol. En setiembre y octubre, elecciones regionales y municipales. Es decir, distractores suficientes para movilizar a la opinión pública hacia cualquier otro lugar que no fuera el gobierno central. Pero el público no se dejó distraer y puso su atención en hechos que no cabían en ningún cronograma programado.

La toma de mando de Martín Vizcarra en marzo, un acto bastante deslucido por el júbilo histriónico del fujimorismo (hoy sabemos cómo se les ordenaba con qué intensidad aplaudir) anticipaba un gobierno tan débil como el de su antecesor. Un Presidente y un Primer Ministro que no querían confrontar en nada y daban nuevas satisfacciones iniciales al fujimorismo, como la promulgación de una ley de control que excluía al Congreso, anticipaban un nuevo desastre. Abril y mayo fueron los meses del éxito de Keiko Fujimori. Expulsó a Kuczynski, a su hermano y aliados, neutralizó a su padre y tenía a Hinostroza controlando la Sala Suprema que la sacaría de todo proceso. En esos días se reunía con Vizcarra, lista de pedidos en mano. Había sacado una ley que buscaba asfixiar a la prensa negando publicidad estatal. Empezaba el Mundial y tenía todo bajo control.

Hacia junio Vizcarra comenzó a notar que este arreglo sólo conduciría a su propio fin. Su actitud cambió frente al Congreso. Primero, respecto a las iniciativas mercantilistas del fujimorismo y, luego, frente al Tribunal Constitucional, siendo el propio Presidente el que presentó la demanda de inconstitucionalidad de la Ley Mordaza. Leyó bien que su propio gobierno era el primer perjudicado.

Pero si hay que buscar una fecha clave del año 2018, elijo el sábado 7 de julio. Esa madrugada IDL Reporteros publicó la primera entrega de lo que luego sería un informe de 40 partes conocido como “Lava Juez”. El reportaje “Corte y Corrupción” marco un antes y un después para el gobierno de Vizcarra. Hizo suya la popular bandera anticorrupción y sólo en julio convocó a una legislatura extraordinaria, logró la remoción de todo el CNM y propuso un referéndum al país que ganó abrumadoramente este mes.

En cuatro meses todo cambió. Cada intento del fujimorismo por aplastar a Vizcarra falló. Cada ataque aprista armando las más enredadas teorías de la conspiración (“el golpe”, “la dictadura”) terminó con las carcajadas de la audiencia. Keiko Fujimori está presa, en espera de que se resuelva su apelación. Alan García – el auto proclamado perseguido – está en su casa luego de un intento fallido de asilo que ha sido su propio ridículo internacional. Los aliados de ambos han ido desapareciendo poco a poco, quedándose rodeados de pequeños grupos de leales cuya insensatez les hace más daño que bien.

El fin de año se lleva al Alcalde de Lima que tanto daño ha hecho a esta ciudad y trae la esperanza de una mucho mejor gestión. Vientos de renovación, para bien, soplan en la Iglesia Católica. Un vendaval de nuevas bancadas recorre el Congreso para mejor. Pero es en el Poder Judicial y el Ministerio Público donde el 2019 será el año del terremoto. Un cambio tan esperado como incierto, pero cambio al fin.

¿Habrá resistencia? Sin duda. Pero pensemos que peor de lo que fue el primer semestre del 2018, es difícil estar. ¿Mejor que el segundo semestre del 2018? Tal vez, pero la valla se ha puesto alta. Lo que nos traiga enero desde Curitiba será lo que haga la diferencia el 2019.

Un feliz año para los lectores. Solo les deseo que todo lo bueno que nos trajo el 2018 se siga proyectando el 2019 para bien del país. Con cauto optimismo comparto esta esperanza: ¡Qué bien termina el 2018!

Columna publicada el domingo 30 de diciembre del 2018 en el diario La República

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