Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

14 Agosto, 2016

Crónica personal: #NiUnaMenos desde el suelo

La organización fue dándose con los días. Apenas convocada la marcha, en la cuenta de WhatsApp de las amigas del colegio, alguien preguntó: ¿Quién va a la marcha? Mis amigas no tienen militancia política y hace décadas que no van a un mitin, pero esto las tocó directo. Al momento me ofrecí y varias lo hicieron. ¿Y si vamos con nuestras hijas? Vamos, pues. El grupo se fue extendiendo a hermanas, cuñadas, amigas de las amigas, amigas de las hijas y así conformamos un alegre montón de 25 mujeres que se reunieron en mi casa. Las menores, de 12 años. ¿Las mayores? En los cincuenta.

Para que no nos separemos y no regrese #NiUnaMenos  se me ocurrió mandar a hacer 10 globos de helio que resultaron vitales para transitar sin separarnos. Recuerden que esta era una colectividad sin experiencia y moverse en grupo de a 25 personas no fue, en muchos momentos, nada fácil. Con un afiche de la organización, un poco de tecnopor, cartulinas y un palo de escoba mi hija hizo una pancarta que servía para cerrar el paso, mientras que los globos iban por delante.

Aquí estamos, casi todas,  saliendo:

 

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Zapatillas, sencillo, DNI y agua (ojo, no van a conseguir baño en 4 horas) fueron las últimas instrucciones. Si bien la cita era 2.30 pm en Miraflores, salimos rumbo a la Avenida Arequipa pasadas las 3 pm. La gente nos aplaudía en el camino. El plan original era tomar la línea azul y bajarnos en la primera cuadra de la Avenida Arequipa para empalmar con la marcha a través de la Avenida Guzmán Blanco.  No fue tan fácil, el único bus que venía ya estaba repleto y la cola en el paradero era larga. Meter a 25 personas, más globos y pancarta no iba a funcionar. Alguien grito “tomemos taxis” y así nos fuimos embarcando como pudimos en 4 o 5 taxis. Yo me saque la lotería con el chófer machista que no sólo me cobró 15 soles (y pretendía subirme a 20 soles en el camino) sino que se dedicó a decir, delante de dos niñas de doce años, que “a la mujer le gusta que le peguen”. Casi lo ahogo con los globos rosados, pero estaba mas apurada por llegar al punto de encuentro.

Reagrupadas todas, cruzamos la Avenida 28 de julio – junto con Monique Pardo (la foto esta en otra cámara, pero ya la colgaré), muy cariñosa – para insertarnos dentro de la marcha que ya había empezado desde la Avenida de la Peruanidad. Había tanta gente que avanzamos una cuadra paralela a Guzmán Blanco para luego incorporarnos a la marcha. El dron de Utero.pe nos ve cruzando ahí. Pero tienen que seguir los globos rosados para encontrarnos. (¡Premio al que me encuentre!)

Sospecho que aterrizamos en el bloque de organizaciones, pero nunca lo supimos. Marchamos junto al grupo del Ejercito de Salvación. Muchas fotos y mucha gente, hombres también. El ambiente era de protesta pero también de celebración, de fiesta. La sensación de encontrarte con una gran fraternidad de personas con altos ideales. No habíamos ensayado nuestras arengas así que íbamos tomando las que venían hacia nosotras desde atrás o desde adelante. También hubo algunas de inventiva propia: “Mujer, escucha, estamos en la lucha”, “No es no, que parte no entendiste, la n o la o”, “Con ropa o sin ropa, mi cuerpo no se toca”.

Entramos en calor, en tremendo calor, la verdad. Entrando, bien en paquete, a la Plaza Bolognesi estaba en alto María Luisa Martínez, amiga y  periodista de Univisión.  Ella trabajando, yo de activista. Nos abrazamos. Ninguna lo podía creer. Yo, desde el suelo calculaba 300,000 personas, básicamente mujeres. Era conmovedor lo que estaba pasando delante de nuestros ojos. Tal vez no sea fácil de entender, pero desde la perspectiva de una periodista – que se ha pasado años cubriendo no sólo palizas sino también asesinatos de mujeres – ver que puede haber un cambio, que ese cambio esta sucediendo y que no sólo cubres la historia sino que eres parte de ella, es tremendamente conmovedor. Tienes que ser de piedra para no entenerlo.

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En la plaza Bolognesi doblamos en marcha  a Paseo Colón. La marcha seguía muy apretada y nos estábamos acalorando demasiado, así que tomamos la avenida por la vía despejada y nos encadenamos una a otra mientras coreábamos arengas por un buen rato, hasta llegar a la Avenida Wilson. Por ahí seguimos, pero ya con la idea de cortar hacia la Avenida La Colmena, justo pasando el Hotel Riviera. Los hicimos así para parar en una banquita. El problema es que la banquita se volvió estrado y yo mis globos dirigiendo a una masa de fotógrafos espontáneos.  Mi grupo estaba advertido de que el “fenómeno de la foto conmigo” era inevitable y que nos iba a retrasar un poco, pero que lo haría en marcha, instando a todas a que “lo importante era marchar”. No siempre me escucharon, pero pudimos manejarlo, gracias a la paciencia y ayuda de todas. Esta es un foto con la banquita tomada por este alegre montón de gente:

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Entrar a la Avenida La Colmena no fue nada fácil y cruzar la marcha para llegar al otro lado de la pista, menos. Lo hicimos en fila india,  yo guiando con los globos, aprovechando el pase de los muy amables bomberos que también participar0n en el desfile. Desde ahí seguimos encadenadas gritando arengas hasta la plaza San Martín. Al llegar y ver la línea de policías cerrando el paso el grito era mirándolos: “Aquí esta mi denuncia, aquí esta mi denuncia, aquí esta mi denuncia” sin parar. Ya llevamos dos horas caminando. La distancia no es larga, pero la marcha se detuvo muchas veces por varios minutos. Había mucha gente y lo mejor es guardar calma y aprovechar las pausas para las fotos.

La ruta de la marcha llevaba de la Plaza San Martín a la Avenida Abancay, de ahí a la Avenida Grau, para voltear se sur a norte en el frontis de Palacio de Justicia. Nosotras nos separamos de la marcha en la plaza y cruzamos por el Jirón de la Unión hacia Palacio de Justicia. Eso nos permitió ver la llegada del primer grupo, el más simbólico, el de las víctimas.

Aquí estamos todas, antes de meternos al tumulto:

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Luego, entramos hasta la primera fila. No fue fácil saltar la cadena de fierro plateada,  de una en una, pero lo hicimos. Aparecieron los vocales de la Corte Suprema, justo al paso del primer bloque y todos gritábamos: “Poder Judicial vergüenza nacional” ,”Co – rrup -tos, corruptos, corruptos”. Y ellos saludaban al público como si ellos no fueran parte del problema. Como si el asunto fuera con otros. Dos tremendas banderolas (pueden verlas en la foto) dan cuenta del desparpajo de la institución. Esta marcha se inició en respuesta a la liberación de hombres que golpearon mujeres, ¿Dónde se perdieron estos jueces? ¿Creen que los van a aplaudir? Fue lo único vergonzoso que vi en toda la marcha.

Aquí un video del momento,  en que le reclamamos justicia a los vocales desde las calle:

En el video estoy agarrando un Fanzine de #Acción Fanzinera que recién pude leer hoy. Muchas gracias por el regalo.

Comenzó a oscurecer y después ver el papelón Supremo o el supremo papelón, como quieran, comenzamos la retirada que tampoco fue fácil. Una de las niñas pregunto: ¿Por qué tienen la culpa los jueces si son los hombres los que pegan? Lo que dio motivo a una charla didáctica sobre crimen y castigo que espero no olviden nunca.

Los globos rosados nos ayudaron a salir, otra vez sin separarnos. El helio solo dura 8 horas, me advirtieron a las 12, cuando los recogí. Ya iban a ser siete horas y resistían.  Caminamos nuevamente hasta la avenida 28 de julio ya a oscuras y tomamos con dificultad  los múltiples taxis de regreso mientras nos despedíamos. 4 horas de pie y ninguna herida, ¡aunque si cojeando!

#NiUnaMenos de ida y #NiUnaMenos de regreso.

Una bella experiencia de hermandad para todas y el recuerdo de que podemos hacerlo de nuevo. Ya sabemos el camino. Los cambios vendrán, claro que vendrán.

Créditos: Salvo la primera, todas las fotos y videos son de Marilú Monge. Mil gracias! (Pronto, más fotos)

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