Rosa María Palacios

Un blog de política independiente

14 Febrero, 2016

Los cocteles de Keiko

Foto Perú 21

 El financiamiento de partidos políticos ha sido, es y será, por mucho tiempo, un problema sin solución en el Perú. Los verdaderos aportantes no quieren aparecer y las campañas, sin militantes ni partidos, necesitan de mucho, pero mucho, dinero.

Un candidato que corre hasta el final de la segunda vuelta gastará no menos de US$10 millones. En el 2011 Keiko Fujimori y Ollanta Humala declararon más de S/20 millones en gastos. Hecha la fiscalización – que se hace heroicamente por la ONPE – se comprobó que estos cubrían apenas los gastos de propaganda en radio, televisión y prensa escrita cuyas empresas están obligadas a reportar directamente al órgano electoral. ¿Y lo demás? Un mitin grande, con elencos musicales, regalitos, rifas, buses, estrado gigante, luces y demás no baja de US$100,000. Uno. Y faltan cientos de cosas: transporte, paredes pintadas, paneles, campañas de cada congresista, encuestas internas, consultores internacionales, servicios de publicistas y un largo etcétera.

Los proveedores no te regalan nada en campaña. En partidos con militancia diminuta todo se alquila y todo se contrata. No hay un trabajo “de bases” o de “juventudes” como el que sostenían partidos históricos. Eso sin contar refrigerios, movilización y otros en que nadie va a poner de la suya.

La plata entra en maletines de efectivo – lo cual está prohibido, pero no penado – sin problema. Empresarios y grupos empresariales limpios y sucios solventan la política nacional. También el vuelto de campañas anteriores. El problema está en cómo justifican el dinero los partidos ante la negativa de los aportantes a aparecer.

Hay varios trucos. El Apra tiene el “truco del militante” y así a cada uno del padrón le asigna una cantidad de dinero “aportada” con lo que justifica el ingreso. Otros, inventan nombres y DNIs de personas, a veces indigentes, y les colocan cantidades al lado. Pero son las permisivas “actividades” las que abren la oportunidad a esconder más y mejor. La ley permite no identificar al aportante de actividades hasta por 30 UITs, es decir S/118,500 este año, en total. Ese es el tope.

Sin embargo, el 2011, el fujimorismo blanqueó sus ingresos con el “truco de la rifa” (miles de boletos supuestamente vendidos) de unos cuantos electrodomésticos, para luego anunciar milagrosas recaudaciones de más de un millón de soles. Esta vez regresa con el truco del cóctel. S/720,000 recaudados en un solo evento. Y nadie pestañea. La reedición de las agendas de Nadine (que son cuentas de campaña) ¿no merece algunas portadas? ¿No se dan cuenta que es exactamente lo mismo?

Keiko Fujimori salió a dar más detalles de lo que se había reportado a la ONPE como ingreso de campaña. Aclaró que no fue uno, sino fueron dos cócteles. Uno en noviembre y otro en diciembre. Y que las entradas estuvieron a US$250 y US$350 dólares en cada caso. Incluso señaló haber publicado fotos y que asistieron 650 personas en diciembre. Eso da, en soles, S/796,250 tan solo en el evento de diciembre (650 personas x US$350 dólares a S/3,5 el tipo de cambio). Se le pasó el cálculo a la señora o el piqueo estuvo de lujo. No lo sé. Lo que si sé es que dos eventos debieron reportar mucho más y que, de acuerdo a ley, deben identificar a cada uno de los compradores de las entradas, cuya lista debe acompañar el fondo recaudado. Esto porque el límite de S/118,500 esta largamente superado y porque la excepción solo rige “en el caso que no se pueda identificar a los aportantes”. Y aquí se les puede identificar perfectamente.

¿Qué va a pasar? Nada. A lo más, tal vez, una multa. ¿Y por qué la ONPE en primera instancia y el JNE en segunda, no sancionan con mayor fuerza? Porque la ley no se lo permite. Sólo puede multar. Y las multas no se pagan porque los partidos no tienen patrimonio, por lo que no hay nada que embargar. Acuña, que financió la campaña de PPK el 2011 con S/.5 millones prestados de la UCV (algo totalmente prohibido) hasta ahora no paga la multa. Así de fácil.

¿Y quién tiene que cambiar la ley? El Congreso. Ese que se elige con estas leyes tan convenientes, que escandalizan si se trata de la esposa del Presidente saliente, pero que no merecen ni una portada en el caso de Keiko Fujimori. O en el caso del difunto Agustín Mantilla. ¿O qué creen que eran los US$6 millones que tenía en Miami?

Columna publicada en La República el Domingo 14 de febrero del 2016

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